Crítica | El Azogue | Marea


crítica el azogue de marea
Portada «El Azogue»

«El Azogue», último disco de Marea y séptimo de estudio, entra de lleno en el top 3 de sus mejores álbumes. Con afiladas guitarras, increíbles solos, unos bajos contundentes y una batería potente, el grupo de Berriozar muestra sus tablas y nos regala un disco repleto de momentos épicos.

Y es que “En Las Encías” –primer adelanto que pudimos catar-, ya dejaba entrever que la banda regresaba con ganas de volver a sentarse en el trono, y es que tantos años de espera han servido para macerar esta perla del Rock´n´Roll.

Poli Díaz es el protagonista del videoclip que acompaña a la canción. Hay mucha frialdad y dureza en las imágenes. El que fuera un referente del boxeo español lucha solo en el cuadrilátero, contra sus fantasmas, contra él mismo. Los miembros de la banda se preparan también. Rostros serios, ¿quizás nervios? Va a empezar la pelea. Al final un grito. Brazos en alto. Victoria. El mensaje es claro: Todos tenemos un combate que afrontar.

Los primeros segundos del tema presagian un temazo. El riff de guitarra te hace zapatear el suelo inmediatamente al ritmo de la batería, por instinto. Y como siempre, las letras se acoplan a la melodía para lograr ese todo, que encuentra su catarsis en el estribillo:

Seré un trozo de luna, podrido y resiliente,

El dueño silencioso de una lengua candente.

Seré el cuerpo presente

Que se metió el futuro en el calzón.

Y si esto no fuera suficiente, al acabar, un solo de guitarra de Kolibrí Díaz para dejar el corte perfectamente hilvanado.

Un Hierro Sin Domar

A golpe de batería comienza “Un Hierro Sin domar”. Igual de potente que el anterior tema. Con unas letras candentes por bandera, un puente que pone el acelerador hacia un estribillo a cuatro tiempos, lleno de detalles musicales, con segundas voces y culminado con un potente redoble.

Qué más quisiera que vinieras a mi funeral

Pero de perro es ser un hierro sin domar

El final del tema cuenta también con un solo de guitarra usando “Talk Box”, ese efecto que hace que suene como si se estuviera haciendo con la boca. Queda perfecto.

Muchas Lanzas

«Muchas lanzas» empieza con una tranquila guitarra distorsionada, marcando las primeras notas, que pronto es recogida por otra más rápida que, ya arropada por la batería, se encarga del solo. El puente y estribillo van a doble voz, una siempre más alta, dotando de mayor profundidad a la melodía.

En mi pecho se han partido muchas lanzas

Y sus trozos fabricaron mi esperanza

Tan sedienta porque al fondo de mi alma hay un pozo

Pero la soga no alcanza

«Muchas lanzas» es de esos temas que juega con los tiempos. De los que empiezan con fuerza y a mitad bajan el ritmo, introduciendo una nueva parte, más sosegada y tranquila, pero que acaba con un solo de escuela endemoniado.

Se caen los anillos en el nacedero, que sigue penando por mi,
que anhela encontrar el calor que un día me dio por si echaba de menos
el sitio de donde partí y a mi calavera esperó

Jindama

«Jindama» empieza con unas guitarras con reverb y delay arpegiando, tranquilas, esperando al bajo y a la batería. Según palabras de la propia banda, con este tema han querido rendir homenaje a sus compañeros de gremio, en especial a Rosendo y Robe Iniesta. Y lo logran con, quizás, uno de los mejores estribillos del disco.

He florecido con tanto ruido que el trueno me habita la piel

La ciencia llegó de Plasencia y de Carabanchel.

Hijo del hambre, enfebrecido, jamás dejaré de perder,

Si quieres perderte conmigo.

nuevo disco Marea, el azogue
Foto: Instagram Marea

La noche de Viernes Santo

En «La Noche de Viernes Santo», el álbum da la bienvenida a los teclados, introducidos como un buen mantel para los dulces y melodiosos manjares poéticos del estribillo:

Enséñame esa noche que tendrá una senda que labrar, que me cubra con su manto.

Que no me despedace al recordar que no pude remendar tu dolor de viernes santo.

Ocho Mares

«Ocho Mares» es otro ejemplo de buen rock de escuela. Con un solo a mitad de casi un minuto. En él encontramos las partes más crudas de «El Azogue».

Regresará mi algarabía a decir que levantó,

El faldón de estos lugares.

En donde no despunta el día.

Quién diría que no soy el que sobra de ocho mares.

Copla del Precipicio

En «Copla del precipicio» los teclados, nuevamente, y la batería, con constantes cambios de ritmo, son los claros protagonistas del tema. El estribillo es otro ejemplo de cómo lo melódico y armonioso tienen cabida en el rock.

Me sacará de aquí, la sacaré de quicio.

Que duerma quien pueda dormir.

Con todo por decir, no se oye ni un suspiro.

Me intenta descoser, me asomo al precipicio.

Que corra quien quiera correr.

Con todo por hacer, me quedaré contigo.

Mención especial para los últimos segundos del corte, donde unos muy efectivos coros resuenan mientras la batería, a negras, enfurece por momentos.

El Temblor

«El Temblor» fue el segundo adelanto que pudimos escuchar tan solo hace unos días. Aunque a las primeras escuchas pueda parecer un tema más, va cogiendo confianza, y poco a poco su potencia y furia crecen en tu cabeza, hasta que te encuentras gritando, casi sin quererlo:

¡Volverá el temblor!

Pájaros Viejos

«Pájaros Viejos» es un bello y tranquilo canto, una profunda dedicatoria a todos aquellos cantantes tan admirados por Kutxi, que se han ido, dejando sus mejores recuerdos.

No seremos los huesos comidos a besos que el tiempo guardó.

Seremos pellejo.

Ni tampoco aspaviento ahuyentando a ese viento que nos devoró.

Seremos pájaros viejos.

Pecadores

Por último, «Pecadores», empieza con casi un minuto de potente riff. Una canción entonada con rabia y desprecio.

La maraña que tejimos nunca pedirá perdón

Vamos a escupir el vino contra el cielo que se abrió.

El corte va cogiendo intensidad, hasta acabar con Alén aporreando la caja mientras Kutxi profiere ese grito desgarrador de ¡Pecadores!

Piel de gallina.

Conclusión

La espera ha valido la pena. «El Azogue» es un muy buen disco donde, una vez más, Kutxi Romero ha creado con sus letras el esqueleto perfecto que guitarras, bajo y batería han llenado de músculo, fuerte, duro y, sobre todo, persistente y resistente. Un disco en el que, quien no encuentre los mejores momentos del grupo en lo musical, lo podrá encontrar en la poesía de sus versos.

8

Por Finch.

Scroll al inicio