“The car” es el título que lleva el séptimo disco de estudio de Arctic Monkeys. Un cautivador, intenso, emocionante y en ocasiones surrealista viaje lleno de momentos épicos, donde la magia compositiva de Álex Turner queda patente en cada una de sus canciones.
Canciones con las que el músico experimenta y juega, dotándolas de unas letras que hablan del amor, la pérdida, el dolor, el miedo o la propia identidad.
Con este disco la banda sigue abriéndose camino a través de territorios sonoros inexplorados, manteniendo al mismo tiempo su identidad y personalidad y desafiando las normas y expectativas de la música pop-rock moderna, volviendo a dividir, una vez más, a sus fans más acérrimos.
En esta crítica vamos a ir repasando el disco, de arriba abajo, mientras le damos otra escucha (y las vamos contando ya por decenas). Vamos allá:
«There’d Better Be a Mirrorball»
La canción inicial, «There’d Better Be a Mirrorball», (en mi opinión la mejor del disco), abre “The car” como ya lo hizo en su día “Star treatment”, aquel maravilloso «Tranquility Base Hotel & Casino«, con un tempo tranquilo, con una sección instrumental que aporta un toque melódico y sentimental a una canción de esas de escuchar con la luz apagada en la habitación, para dejar que tus pensamientos se vayan en busca de recuerdos. Y es que el inicio de la canción es de esos que apunta al centro de la diana:
Don’t get emotional, that ain’t like you
Yesterday’s still leaking through the roof
That’s nothing new
Si la primera mitad de la canción ya es cautivadora, en el minuto 3:05 es cuando alcanza el clímax, apoyándose en unas acertadísimas cuerdas y un falsete de Turner que elevan a «There’d Better Be a Mirrorball» a lo más alto.
» I Ain’t Quite Where I Think I Am»
Con esta canción cambian las reglas. Un riff de guitarra que se va alternando con la voz de Álex, para llegar a un puente en el que vuelven las cuerdas (qué bien le sientan las cuerdas a este disco), para llevarte a un estribillo con coros, falsetes y una nueva parte brillante que acaba en el minuto 2:20 dejando paso a un pequeño oasis de tranquilidad dentro de la canción.
«Sculptures of Anything Goes»
Le sigue «Sculptures of Anything Goes», el cuarto single del álbum, un tema que encuentra su punto fuerte en su atmósfera asfixiante e inquietante, con una letra inteligente que invita a la reflexión.
«Jet Skis on the Moat»
El siguiente tema es «Jet Skis on the Moat», una soleada canción que comienza con un precioso riff, unas ligeras cuerdas y el falsete de Álex. Cuenta con un estribillo y una instrumentación intimista y personal. De lo mejor del disco.
«Body paint»
Llegamos al ecuador de “The car” con «Body Paint», que abre con un hermoso teclado y la voz de Turner, en falsete, otra vez. Una melodía sosegada que se apoya en cuerdas y que alcanza su mejor momento en el minuto 1:36, cuando se quedan voz y cuerdas a solas, para dejar paso a unos coros que fortalecen la intensidad del tema. Golpe de distorsión y batería y empezamos una nueva parte más potente que nos lleva al final de la canción con solo de guitarra de Turner incluido.
«The Car»
Y así llegamos al tema que da nombre al disco. Una canción introspectiva con cambiantes y camaleónicas melodías. “The car” es una canción que necesita de muchas escuchas hasta que se le puede sacar el jugo. O te gusta o no. No tiene punto medio. Lo importante es que logra llevarte lejos con un toque oscuro y nostálgico, enmarcado con un solo de guitarra desgarrador.
Big ideas
En “Big ideas” la banda vuelve a los wah wah de guitarras, las cuerdas y una melodía más definida. Aquí puede que a algunos el disco se les empiece a hacer repetitivo, depende de lo que se esté buscando. ¿Puede ser que tanto falsete sea el culpable? ¿La orquestación? Cada cual tendrá su opinión. La mía es que llegados a este punto, «Tranquility Base Hotel & Casino», me parece mejor disco.
Hello You
“Hello you” me ha parecido buen tema, con teclados y cuerdas llenando los vacíos de Turner. Melodía pegadiza. Ese hello you ya lo he cantado varias vaces por la calle. Aparece de la nada y se te queda en la cabeza grabado. A destacar también la parte final de la canción, que gana en intensidad con cada acorde.
“Mr. Schwartz”
Pese a no ser single, me ha parecido una pequeña joya dentro del disco. Guitarra acústica, batería tocada con escobillas, cuerdas y posiblemente una de las mejores melodías del disco, tanto en sus primeras estrofas como en el estribillo.
«Perfect sense»
Y así llegamos al final del álbum. “Perfect sense”, a golpe de cuerda, va tejiendo una hermosa telaraña que ya nos ha atrapado completamente al llegar a:
If that’s what it takes to say goodnight
Conclusión de «The Car»
¿Es “The car” un gran disco? ¿Vale la pena? Para mí es un buen álbum, sólido, que pone de manifiesto el talento de la banda y que continúa la senda que empezaron en 2018 con «Tranquility Base Hotel & Casino». Posee una producción simplemente magnífica, lo que da a cada canción un sabor único, con unas letras inteligentes, afiladas y sarcásticas.
“The car” es un emocionante viaje a través de diferentes paisajes sonoros, con cada canción ofreciendo un toque similar, pero distinto y que cuenta con el apoyo unánime de la crítica especializada como NME o Pitchfork, que no dudaron en nombrarlo como lo mejor del año 2022. Será por algo, ¿no?
Un disco en el que Turner sigue experimentando con melodías y escalas imposibles, que no hará regresar a aquellos que abandonaros el barco de los “monkeys” con su anterior trabajo, pero que satisfará el oído de cualquier amante de la música que busque algo nuevo o que quiera encontrar una banda sonora para sus pensamientos, un cuarto oscuro e íntimo donde dejar que sentimientos y emociones campen a sus anchas.
“The car” tiene algo para todos los gustos, que mezcla con acierto sentimientos de angustia y optimismo. Si buscas originalidad y creatividad, Álex Turner te la va a dar a patadas.
Por Finch