‘Plastic Hearts’ es el séptimo álbum de estudio de Miley Cyrus y, sin embargo, el primero en su carrera realmente interesante de principio a fin y que muestra una clara dirección artística.
Con sus discos anteriores, hemos visto infinidad de Mileys; no sólo en estética y temática, si no en sonidos. El pop de ‘Can’t be tamed’, el pop-rnb de ‘Bangerz’, el country de ‘Younger Now’, el experimental E.P ´She is coming´… Cada una de esas etapas tenía un público objetivo distinto, mostraba a una Miley desconectada de la anterior, y eso a la larga ha sido un problema para definir su perfil artístico y fidelizar a un público, ya que seguramente haya confundido a gran parte del mismo. Se hace evidente en que, actualmente no genera la misma expectación (ni polémicas) que antaño. Sin embargo, ‘Plastic Hearts’ es, clarísimamente, su mejor trabajo.
Aprovechando el ‘revival’ que están viviendo los sonidos de décadas pasadas, Miley nos presenta un álbum inspirando el punk y el rock de los ’70 y los ‘80, con sonidos un poco “sucios” y contando con los propios protagonistas musicales de dichas épocas, como Billy Idol o Joan Jett. El sonido de ‘Plastic Hearts’ puede recordar perfectamente a Fall Out Boy, Blink-182 y a la Avril Lavigne de sus primeros discos, pero también a Stevie Nicks o a Cindy Lauper.
Y aunque para muchos ver a este Miley rockera, en sonido y look, pueda parecerles una etapa más en su carrera, ella misma lo define como “el disco para el que nació”, y es el culmen de lo que nos ha ido enseñando la artista durante el último año y medio (como, por ejemplo, la excepcional y honesta ‘Slide Away’, tras su divorcio de Liam Hemsworth).
Además, la publicación del lead single ‘Midnight sky’ y de los covers de ‘Zombie’ y ‘Heart of Glass’ ya anticipaban por completo el sonido y el tono de este álbum. El ya mencionado single principal se mantiene más o menos estable en las listas americanas (con mejor suerte en las británicas), aunque a priori no sea un gran exitazo.
En contra de lo que parece suceder en otros tantos discos de sus contemporáneos, las colaboraciones de ‘Plastic Hearts’ encajan perfectamente en el proyecto y en el perfil de Miley, destacando especialmente ‘Night crawling’ junto a Billy Idol. Un tema pegadizo, cañero, sorprendente y muy potente, con un sonido más punk y con un Billy Idol efectivísimo, que empasta perfectamente con Cyrus.
Miley Cyrus por fin pule su estilo, en un álbum coherente que abre con la excepcional y rockera ‘WTF Do I know’ (podría pasar por una canción de Fall Out Boy) que ya establece el tono para el resto de canciones por venir. Su voz rasgada es perfecta para este tipo de temas, que también explota en la interesante ‘Gimme what I want,’ más orientada al ‘industrial rock’ y que crece enormemente con las escuchas.
Pero también hay hueco para temas más claramente pop (sin perder de vista la influencia rock), como lo es su colaboración con Dua Lipa: ‘Prisoner’, que integra perfectamente el sample de ‘Physical’ de Olivia Newton-John y la hace pegadiza al instante.
No faltan tampoco en Plastic Hearts las baladas, como la potente ‘Angels like you’, en la que su divorcio está muy presente. A destacar también de este tema como se desgarra su voz y consigue envolver la canción en el ambiente buscado. ‘Golden G String’ es una balada más pop y tradicional en su melodía, y ‘Hate me’ nos recuerda a la mejor Avril Lavigne, en sonido y letra.
‘Bad Karma’, junto a Joan Jett, presenta una letra y unas melodías más juguetonas, y nos transporta de inmediato a los ’80. Podría ser, perfectamente, un tema de ‘Bad Reputation’, publicado en 1981, pero que a su vez tiene un toque muy Miley.
No nos podemos olvidar del estupendo remix de ‘Midnight sky’, a dúo con Stevie Nicks y remezclado con su clásico ‘Edge of seventeen’, una combinación absolutamente perfecta de ambas canciones y voces.
En ‘Plastic hearts’, Miley es co-autora de todas las canciones, y se rodea de algunos de los productores más importantes: Mark Ronson (con quién ya colaboró en ‘Nothing breaks like a heart’), Ryan Tedder (componente de One Republic y productor habitual de pesos pesados de la industria como Taylor Swift, Adele o Beyoncé) o Louis Bell (quien recientemente ha trabajado con Lana del Rey en ‘Norman Fucking Rockwell!’, Halsey en “Manic” o Post Malone).
Tristemente, los números parecen no estar acompañando a la cantante, no así las reseñas. Las previsiones sitúan a ‘Plastic hearts’ en 40-50k copias vendidas en las listas americanas, con 17-23k siendo ventas puras (álbumes físicos). No ayuda, de todas formas, el hecho de que, al parecer, durante el fin de semana de Acción de Gracias, muchas tiendas no ponen a la venta las novedades musicales de la semana.
Veremos si el previsible aumento de streaming tras las fiestas familiares sube esas cifras y endulza un poco más el lanzamiento de este álbum que, aunque no sea un exitazo inmediato, tiene material suficiente para tener una larga vida.
Si Miley Cyrus decide olvidarse un poco de las actuales reglas que parecen impregnar las “eras musicales” definidas por el streaming, podría perfectamente sacar 4-5 vídeos y singles de Plastic Hearts, con la correspondiente promoción (actuaciones en televisión, especiales para Apple Music o Spotify, eventos online con fans, etc) e intentar seducir a un público más tradicional que está más centrado en la compra física que en las plataformas de streaming. Ayudaría, también, a que el público la situara ahora con este nuevo sonido, que tiene pinta que será el que definirá sus próximos años.
Graduada en Publicidad y Relaciones Públicas. Actualmente explorando los entresijos del marketing. Además de la música, me apasionan las series y la historia.