Crítica de Avatar: El sentido del agua. Hemos vuelto a Pandora y es igual de hermosa. El nuevo camino del héroe y su familia.
Han pasado 13 años desde que James Cameron dejó a medio mundo atónito por la que es, a mi juicio, una de las mayores demostraciones de poderío visual, CGI y creatividad (cinematográficamente hablando), que se han visto en una sala de cine. Pero 13 años son muchos años y son demasiados los retos que planean sobre esta nueva y espectacular película.
La gran duda que surgía antes de verla, y que es la clave para saber si la película de Cameron triunfará, al igual que su predecesora, radica en si la gente se ha olvidado de Avatar, o si todavía es capaz de despertar el interés mayoritario del público, como otras grandes franquicias (Star Wars, los universos de Marvel y DC Cómics, Harry Potter, James Bond, etc.), y si eso será suficiente para que acuda en masa a los cines. En las sombras, acechando, el colosal fracaso económico de Black Adam, con un presupuesto similar, que ha supuesto un durísimo golpe para la Warner Bros.
Y una vez que he podido ver (dos veces) la película, apuesto decididamente por un nuevo éxito, por la necesidad de que la gente disfrute de este gran espectáculo en una sala de cine, y por reconocerle al megalómano de Cameron, su indudable talento, y la capacidad para deslumbrar, una vez más, con un poderoso relato que visualmente supera a su predecesora, por más que se haya perdido el factor sorpresa y la fascinación de descubrir Pandora por primera vez.
La he visto dos veces (la he disfrutado más la segunda vez, que la primera), porque la primera vez que la vi, estaba tan centrado en la historia, que no pude prestar toda la atención que deseaba a los efectos visuales de la película. Y es que la historia introduce muchos nuevos personajes, nuevas culturas, nuevas criaturas, nuevos paisajes y nuevos viejos enemigos (esto último, a mi humilde juicio, es el mayor fallo del guion), y tiene un ritmo endiablado, que hace que las más de tres horas se te pasen volando.
Es en un segundo visionado, ya conociendo la historia, donde he podido ver con más calma y apreciando mejor los detalles, la enorme complejidad de los logros alcanzados en esta vibrante secuela, el enorme triunfo técnico que ha supuesto, por encima incluso de su predecesora, con una nitidez, una claridad y un colorido, que sin duda supera la brillante recreación de Pandora que pudimos ver en la película de 2009.
Recomendaría ver la película en 3D, pero solo en salas con una buena pantalla y una óptima calidad de imagen, para poder disfrutar de las preciosas imágenes del universo marino recreado por Cameron para esta película.
El guion. ¿De qué trata Avatar: El sentido del agua?
Aunque Avatar (2009) supuso un éxito rotundo de público y crítica, todos fuimos conscientes de que el guion de la película era muy endeble y de una sencillez y una candidez por momentos sonrojante, un complejo western en el espacio, que cumplía con los principios esenciales del monomito, conocido como viaje o periplo del héroe.
En Avatar: El sentido del agua, James Cameron consigue superar el guion de su predecesora. Aun así, éste sigue siendo la parte más floja de esta nueva película, recurriendo en ocasiones a tópicos que nos hacen sufrir, pero que perdonamos con facilidad, ante la grandilocuencia del espectáculo que presenciamos y el buen desarrollo final de todos los personajes de esta historia, en la que vemos el choque entre dos culturas tan distintas como los habitantes de los bosques (los omaticayas), y los del agua (los metkayinas), con diferencias físicas importantes entre ellos, y la dificultad de la familia de los Sully, como refugiados, para adaptarse a un nuevo entorno acuático.
Es en la parte final de la película, con claros ecos de Titanic, donde agradecemos que el director se aparte de los tópicos, y nos depare las imágenes más emotivas, donde los jóvenes cogen el mando y nos sorprenden con la potencia de la sensibilidad de su mensaje, de su madurez, y en el que Cameron rinde un sentido y muy brillante tributo al agua, con todo lo que para él ha supuesto a lo largo de su vida y obra.
Es en los instantes finales, en medio de la oscuridad, donde el título de “El sentido del agua” coge todo su significado, y nos emociona con un discurso sincero, sencillo y directo, que deja un muy buen sabor de boca.
Pero más allá de algunos pequeños fallos de guion y algunos tópicos, en todo lo demás, Avatar: El sentido del agua supera ampliamente a su predecesora, aunque en parte se sienta como un interludio o intermedio, hacia un desenlace que promete ser apasionante.
James Cameron y su obsesión por el agua
En el año 2012, James Cameron, descendió en un sumergible diseñado por él, a una profundidad de casi 11.000 metros bajo la superficie del océano Pacífico, récord que aun no ha sido superado. Expongo esto para evidenciar la peculiar naturaleza de este director, guionista y productor, que es, además, un notable emprendedor y aventurero, así como su obsesión con el agua, producto de la cual, previamente rodó dos películas en las que dicho elemento tiene una vital importancia.
La primera fue Abyss, en la que el propio realizador y Ed Harris estuvieron a punto de perder la vida durante su rodaje, y en el que se produjeron múltiples problemas y vicisitudes, con Ed Harris jurando que no volvería a trabajar con James Cameron. Durante la segunda, la célebre Titanic, son de sobra conocidos los múltiples problemas con Kate Winslet (que también dijo que no volvería a trabajar con el director, aunque ello no ha sido impedimento para que firmase para aparecer, al menos, en esta segunda y en la tercera parte de esta saga).
Admirador de Jacques Costeau, James Cameron ha protagonizado numerosas inmersiones (casi un centenar) a gran profundidad, al lugar en el que se hallan los restos del Titanic, el acorazado Bismark o la Fosa de las Marianas, jugándose literalmente la vida. Lo que Cameron vio en estas visitas a las profundidades, le ha servido de inspiración para la recreación de la naturaleza salvaje de Pandora y sus impactantes criaturas.
Reparto de Avatar: El sentido del agua
En cuanto a los actores de Avatar 2 (aunque haya que matizar estas palabras, pues la mayor parte de éstos lucen como recreaciones de los Na´vi o de avatares), no cabe duda de que, a través de la captura de movimientos, su expresividad es importantísima para plasmar las emociones en la película, y aquí hay que alabar sin duda el trabajo de todos los intérpretes, y destacar la mejoría de Sam Worthington como Jake Sully, mucho más expresivo que en la primera parte, haciendo que su personaje luzca más humano que el resto.
Hay que alabar también las interpretaciones de los protagonistas principales, lo que sumado a otros viejos conocidos, y las nuevas incorporaciones de grandes intérpretes en nuevos roles, hacen que la película gane mucha consistencia.
A destacar las interpretaciones de un Sam Worthington que, como indicábamos, ha mejorado mucho como actor, dotando de mucha expresividad y humanidad a su personaje. La siempre brillante y magnífica Zoe Saldana, como madre y guerrera compone otra vez, el mejor personaje de la película, una Neitiry salvaje que vuelve a bordar su rol.
Ambos están brillantemente secundados por Cliff Curtis, Kate Winslet, y Stephen Lang, entre otros, aunque también hay que destacar las grandes interpretaciones de una colosal Sigourney Weaver, y el elenco de nuevos jóvenes actores protagonistas que dan vida a todos los hijos de Jake Sully y Neitiry, que realizan un trabajo fantástico. Algunos de ellos, ya son estrellas en ciernes, como Bailey Bass, a la que podremos ver en “Entrevista con el vampiro”, la nueva serie de AMC.
¿QUÉ NOS DEPARARÁ AHORA PANDORA?
La recreación del lejano planeta ficticio de Pandora (no confundir con la luna de Saturno), con un entorno y una naturaleza espectacular, con una fantástica recreación de sus criaturas, capaz de emocionar y fascinar a cualquiera que no sea de piedra, supuso un hito indiscutible, injustamente excluido de los principales premios cinematográficos de 2009.
Pero ya han pasado 13 años, y Avatar ya la hemos visto muchas veces desde entonces. Para Avatar: El sentido del agua deseamos y esperamos algo más. Queremos que James Cameron saque la varita mágica, y nos deje de nuevo boquiabiertos con su visión de Pandora.
Para ello, es necesario que Cameron supere varios retos: Mejorar principalmente el guion; que no se note un gran desfase temporal entre la primera película y ésta; profundizar en los personajes ya existentes, e introducir otros más interesantes; pero el gran reto, el principal, es superar las impactantes imágenes de Pandora, que habíamos visto en la primera parte y las criaturas que ya conocíamos.
Con una rápida introducción, Cameron nos sitúa en lo que ha pasado en los últimos diez años en Pandora, la familia que ha creado, para, a continuación, lanzarnos a la aventura de esta peculiar y disfuncional familia.
El director había dejado el listón muy alto, al nivel de las expectativas generadas. Afrontamos pues Avatar 2 con miedo a sentirnos desilusionados. Sin embargo, la película cumple sobradamente con las expectativas, y nos depara un nuevo y grandioso espectáculo. Si acudes con la mente abierta, dispuesto a sumergirte en esta nueva experiencia, disfrutando del mejor 3D, verás que Cameron ha vuelto a hacer un peliculón, de más de tres horas, que se nos hace corto, y nos deja con ganas de más.
Avatar: El sentido del agua, sigue exactamente el mismo esquema de su predecesora, copiándose a sí misma (y en algunas secuencias, como el ataque de una criatura a uno de los Sully, de forma vergonzosa), pero descubriéndonos en esta ocasión, una nueva faceta de Pandora: el mar y sus criaturas marinas. Es aquí donde James Cameron consigue volver a sorprendernos, en un elemento que conoce y domina como nadie, el rodaje en el agua, como ya demostró en anteriores películas suyas, a las que se rinde un sentido homenaje en esta película.
Cameron nos ha regalado de nuevo una gran película, que será sin duda un gran taquillazo, una historia interesante, con pequeños fallos, pero que otra vez es un inmenso espectáculo visual, que convierte a Avatar en la mejor saga del momento, y sin duda la más original e interesante.
En el debe, podemos aducir que nos deja la sensación de haber visto un inmenso y colosal intermedio hacia un desenlace, que se presenta apasionante, una guerra total por Pandora.
El CGI y la captura de movimientos
Una vez más, lo más espectacular de Avatar 2, es su CGI. Las técnicas de captura de movimientos y los avances en las cámaras han permitido a James Cameron sorprender de nuevo, superando claramente a la espectacularidad de las imágenes que vimos en la primera parte, por más que el paisaje boscoso en el que se desarrolló, fue sin duda muy brillante y ostentoso. En Avatar: El sentido del aguar, el rodaje bajo el agua se ha resuelto con verdadera maestría, y el CGI luce de forma esplendorosa.
James Cameron y el destino del cine
Resulta increíble el grado de confianza que Cameron es capaz de generar en los grandes estudios, gracias a sus previos éxitos, cuando este gran director, a sus 68 años, cuenta en su haber como realizador (sin contar otras películas o series, en las que ha intervenido como productor o creador), “solo” con 7 películas (Terminator 1 y 2, Aliens el Regreso, Abyss, Mentiras arriesgadas, Titanic y la primera parte de Avatar), además de esta nueva secuela.
Me niego a contar entre ellas a Piraña II, por mucho que injustamente aparezca en su filmografía, pues el propio realizador ha renegado de ella, y aclarado que solo participó en la dirección de la película durante dos semanas y media, y su nombre figuraba como realizador solo por cuestiones comerciales y jurídicas.
Cameron conoce muy bien su oficio, ha trabajado en otras muchas películas, como guionista, director artístico, encargándose del diseño de producción, como productor y como productor ejecutivo, e incluso en la faceta de creador de efectos visuales. Por eso sabe muy bien lo que necesita para la saga Avatar, y ha tenido que esperar varios años para lograr la tecnología que necesitaba.
Quizás suene exagerado lo que voy a decir, pero es posible que James Cameron tenga entre sus manos, muy a su pesar, el destino del cine. Porque si no reedita un nuevo éxito de taquilla, podría casi arruinar a la todopoderosa Disney, y asestar el golpe de gracia al cine en gran pantalla.
Desde antes de la pandemia, pero sobre todo después, las plataformas de streaming han ido copando el mercado, y con escasas excepciones, el público ha dejado de acudir al cine, sabiendo que poco tiempo después la película se estrenaría en la pequeña pantalla, y buscando nuevas y mayores historias en diversas y abundantes series de televisión.
Es cierto que éxitos como Spider-man: no way home y Top Gun: Maverick, han demostrado que el blockbuster aun es capaz de alcanzar grandes recaudaciones.
Es por eso que, más que nunca, el futuro rodaje de superproducciones, depende en gran medida, de un enorme éxito en pantalla de esta película en los cines.
De hecho, del éxito o fracaso en la recaudación final de la película, dependerá que veamos tres o cinco partes de Avatar. Por si acaso, y anticipándose a un posible batacazo Cameron ya ha señalado que si fracasa con esta secuela, está preparado para darle un final a la saga, con una tercera y última entrega.
Conclusión final de Avatar: El sentido del agua
La palabra Avatar tiene su origen en el hinduismo (un dios que desciende a la tierra en su forma mortal). James Cameron es sin duda un avatar, un dios del cine, un genio único. Solo él es capaz de lograr la perfección visual alcanzada en estas dos entregas de Avatar. Si el guion fuese mejor, y se hubiese dejado algunos tópicos en el tintero, estaríamos hablando de un diez sin reparos.
Epílogo
Tras ver Avatar 2, y los sorprendentes aplausos espontáneos del público (en las dos sesiones a las que acudí), y las abundantes lágrimas derramadas en la parte final de la película, estoy convencido de que Cameron ha vuelto a lograrlo, y vamos camino de un nuevo taquillazo. No será como el de Avatar, pero sí lo suficiente para justificar que lleguemos, como mínimo, a las cinco películas programadas.
Por Michael Fersaav
La he visto y he tenido la se sensación al terminar de ver la película de, he tirado el dinero, 3 horas de película que más bien parece un documental, tiene un argumento poco o nulo en cuanto a trama para una película de 3 horas, el resumen de la película es, me voy de mi tribu para no traer la guerra a mi pueblo, pero cruzó un mar entero para llevar la guerra a otro pueblo. En al resto tiene un montón de momentos para hacer memes, el momento de la ballena que crea una composición, el momento en el que a la hija del prota está conectada a la planta y le da un ataque epiléptico, pareciendo una señal de tráfico o un árbol de navidad, cuando la misma se pone esa especie de ser que permite respirar bajo el agua, y tiene un cierto parecido a cierto personaje con alas de una película muy famosa de Disney, el momento cuando se hunden en la barcaza esa, es un momento titanic, con esta conclusión acabo esta reseña, es tirar el dinero, estas películas solo se recuerdan por los efectos especiales, nada más.