Hoy traemos la crítica de Shtisel, una serie de Netflix que va ya por su tercera temporada, de la que solamente podemos decir que hay que verla.
Netflix acaba de poner en antena la tercera temporada, tras un paréntesis desde la emisión de la segunda. Ahora se habla de una cuarta, pero no hay calendario de rodaje, por lo que tendremos que esperar noticias.
Anotemos en primer lugar, para aquellos que se resisten a ver las producciones subtituladas, que Shtisel es una serie que no les supondrá gran esfuerzo porque no hay discursos ni peroratas. Un gran guión que no pretende brillar por sí mismo y que se ajusta a lo que manda la acción.
Shtisel está centrada en la vida en una comunidad de judíos religiosos, ultra ortodoxos, con sus especiales ritos, costumbres y valores y con los prejuicios que les dominan y les condenan a vivir en un mundo irremediablemente pequeño, al menos visto desde fuera.
Esto, así dicho, parece el resumen de un documental y no invita al entusiasmo por ver la serie, pero es un resumen engañoso, porque los personajes son entrañablemente cercanos a nosotros en su sensibilidad y en sus preocupaciones, y encierran un gran contenido humano. El entorno y los valores que los envuelven, sin embargo, nos hace verlos como si pertenecieran a otro mundo, pero sentimos una extraña identificación desde la distancia. Esto nos lleva a momentos de reflexión unidos a veces a la perplejidad y otras al asombro.
Aclaremos que, aunque esta reseña se publica al finalizar la tercera temporada, engloba también las dos anteriores. Las tres están a una altura similar. Siendo puntillosos diremos que la primera y la que ahora se estrena, son excelentes. La segunda, baja un poco de nivel, aunque sigue mereciendo una valoración muy positiva.
Hay que mencionar que la serie tuvo una gran acogida en Israel y en EEUU.
¿De qué trata Shtisel?
Estamos en Jerusalén, en Geula, un barrio prácticamente vedado a todo el que no sea judío ultraortodoxo. Es una comunidad que a lo largo de los años ha mantenido las tradiciones de sus ancestros con rigurosa disciplina. El argumento de Shtisel se centra en la vida de una familia y sus ramificaciones. Las particularidades de sus costumbres hacen que los detalles, roces, prohibiciones y desacuerdos ocurran con más intensidad y con más frecuencia que en una sociedad flexible como la nuestra. Por eso, la vida cotidiana está pasada por un tamiz de peculiar drenaje, lleno de ritos, mitos y liturgias.
En la primera temporada vimos que la búsqueda de una esposa adecuada para Akiva Shtisel, el hijo menor del rabino Shulem Shtisel, era el hilo argumental más visible. En esta tercera temporada, también el tema de los casamientos está presente, porque la formación de una familia es uno de los ejes principales de la vida de los jaredíes. El precepto divino de “Creced y multiplicaos” es seguido con determinación. La labor de los casamenteros y las comprobaciones de los requisitos para aprobar una promesa de matrimonio siempre está presente.
La vida privada de Akiva Shtisel y su moderada rebelión contra las rígidas normas es otra línea argumental que sigue la serie, pero, en general, no hay grandes acontecimientos que turben la búsqueda de estabilidad y la vigilancia de una continuidad sin conmociones. Nada debe cambiar para que todo esté orientado a la rectitud moral, a la vida espiritual y a la mayor gloria y alabanza del Creador.
Shtisel y la austeridad
La vida cotidiana de los jaredíes nos ofrece detalles muy interesantes. Uno es la austeridad. Sabíamos que el progreso ha llevado parejo el enaltecimiento de lo innecesario. Y sabemos también que nuestra sociedad occidental es esencialmente consumista. Muchos de nosotros lamentamos este exceso. La serie nos hace muy conscientes de ello presentándonos contrastes visuales muy notables. Los jaredíes llevan relojes de los que encontramos por 20 euros en los chiringuitos de Benidorm, (que tienen la misma tecnología que los de 200 euros y funcionan igual de bien).
Las comidas son, aparte de poco apetitosas, parcas y orientadas a la nutrición. No hay mucho de apetecible en lo que sirven en las numerosas reuniones familiares a las que la cámara nos deja acceder. Instantáneas de menos de un segundo nos dan detalles curiosos, como el de la percha para colgar los gabanes, que se limita a un clavo fijado perpendicularmente a la pared.
Son inserciones casi acusadoras que nos dicen: ”Mira que fácil y barato puede salirte esta tontería”, Los interiores de las casa son un compendio de simplicidad. Todo sirve a un objetivo final. No hay ornamento a menos que tenga una utilidad. Los varones llevan todos la misma o parecida indumentaria: camisa blanca y pantalón negro. Lo del fondo de armario es un cuento chino.
En resumen que el orden de valores es diferente y la vida está supeditada a otros fines.
Esto hace reflexionar también sobre nuestro modo de vida en nuestra sociedad, sobre las imposiciones de la moda en el vestir, las onomásticas superfluas, la decoración sin utilidad, los pantalones de denim rasgados o descoloridos, los zapatos con tacones para equilibristas etc. Lo inútil ocupa un espacio excesivo en nuestras vidas. ¿Por qué nuestra civilización puede romper alegremente con reglas que ha costado siglos de lucha para conquistar la sencillez al menor coste y esfuerzo?
Las conversaciones
Los dos guionistas han puesto un especial cuidado en reflejar lo comedido de las discrepancias. El “no” enfático y rotundo con que nos expresamos demasiado habitualmente queda suavizado continuamente -excepto en el sanguíneo rabino Shulem y en las obligadas dramatizaciones para avivar la tensión-. Una evasiva educada es suficiente para decir “no”. El interlocutor entiende, acepta y deja de insistir.
Los actores
Excelente nivel en todos. Resaltamos los siguientes:
Dov Glickman: Interpreta al rabino Shulem Shtisel. Toda una creación. Seguramente el personaje de su vida. No hay muchas ocasiones de ver a un actor encarnar a una personalidad tan potente y con tanto carisma.
Neta Riskin: Hija del Rabino Shulem, casada con un Weiss, por lo que toma el nombre del marido y pasa a llamarse Giti Weiss. Hace un precioso papel donde debe mezclar la intransigencia con el perdón. Despliega muchos matices y tiene el mérito de mostrar una poderosa fuerza interior.
También mencionar a:
Michael Aloni: Interpreta al joven Akiva Shtisel, hijo menor del rabino Shulem Shtisel.
Sarel Piterman: Interpreta a Zvi Arye Shtisel, el segundo hijo del rabino Shulem. Encarna a un personaje con una personalidad muy particular y le da un carácter muy especial que al principio pasa desapercibido pero luego nos llega resultar familiar y muy cercano.
Shtisel y la historia
Llama la atención en la serie el enfrentamiento de los ultraortodoxos con los judíos llamados “laicos”. Tanto es así que los jaredíes apoyan en ciertas instancias a los palestinos porque entienden que la tierra prometida solamente Yahveh puede reintegrársela. Tampoco aprueban la beligerancia del estado israelí. Hay una escena en la que el rabino Shulem se opone frontalmente a que los niños de la escuela judía salgan al patio a presenciar el desfile aéreo de los aviones de combate en la celebración de la fundación del Estado de Israel. Y hay continuas referencias a las divergencias con el resto de judíos.
Esto nos explica, de alguna manera, porqué Israel tiene un parlamento tan fragmentado, y es que hay tendencias dispares en la sociedad; desde los agnósticos, hasta los religiosos; y desde los socialistas y comunistas hasta los conservadores radicales.
Los jaredíes ultraortodoxos, aunque son minoría, obtienen un número de votos constante y fiel que les concede suficientes escaños para tener presencia significativa en las tareas legislativas, e incluso en la formación de gobiernos. Tienen, por tanto, una importancia política incuestionable.
Lo excéntrico, los ritos y las creencias
Si vemos Shtisel desde nuestra perspectiva occidental la vida jaredí está llena de excentricidades. Pero estoy segura de que para ellos, la nuestra no tiene un pase. Los jaredíes están vinculados permanentemente al creador, “al Dios cuya palabra todo lo crea” como repiten cada vez que ingieren alimento. Cuando atraviesan el umbral de una casa tocan la mezuzah, y besan después sus dedos.
Vinculación con Dios y con el asombro de la creación. La ciencia ha resuelto muchos misterios que secularmente se han atribuido a Dios, pero el ¿por qué existe el universo en lugar de no existir?, faculta la toma de posiciones espirituales muy diversas. Mientras la ciencia en nuestra sociedad ensombrece a Dios, la de esta comunidad, lo entroniza, y acepta la revelación y la fe heredada de sus antepasados. Por eso los jaredíes viven en perpetua conexión con Dios.
Isaak Bashevis Singer
Los guionistas se reservan en los últimos minutos de la serie un homenaje a Isaac Bashehis Singer, al que por cierto llaman goy, en referencia a su abandono de la disciplina ultra religiosa. No citan el nombre completo, solo Bashevis, pero creo que la referencia es muy clara y aunque despectiva, por exigencia del guión, es todo un homenaje.
A quien le haya cautivado la serie, como es mi caso, no puedo dejar de recomendarle la lectura de la obra de Isaac Bashevis Singer, especialmente de sus relatos cortos. Sobrevuela por toda la serie el espíritu de ese autor, que resucitó en sus historias todo un mundo desaparecido de golpe a raíz de la persecución nazi. La sociedad jaredí es lo que sobrevive de aquella sociedad centroeuropea diezmada de manera tan brutal. Es una delicia para quienes conozcan la obra de Singer poder ver retratados en la realidad tantos detalles del espíritu y de la vida de aquellas comunidades judías de los askenazi.
¿A quién recomendar la serie Shtisel?
Mi recomendación es ver la serie, pero para quien no le haya convencido esta reseña, le recomiendo que vea un par de capítulos de la primera temporada. Con eso tiene suficiente para seguir o para desconectar.
Algunas palabras que aparecen repetidamente en el guión:
Mezuzah: se coloca en la parte alta de la jamba de la puerta de entrada al domicilio y contiene palabras sagradas. “Las enseñaras a tus hijos y la rezarás cuando te levantes y te acuestes y las atarás a tu mano cuando camines”. Vemos continuamente que los personajes de la serie cuando entran a una vivienda tocan con los dedos la Mezuzah y se los llevan después a sus labios.
Bar/Bat Mitzvá: a la edad de doce años se adquiere la condición de adulto y se organiza una celebración para festejarlo
Halajá: Es la recopilación de las principales leyes judías
Jéder o Yesivá – escuela judía
Kadish: Plegaria fúnebre solemne por la santificación del nombre de Dios
El Talmud: textos importantes del judaísmo rabínico. Está dividido en dos partes: la Mishná y la Guemará. El rabino Shulem Shtisel es profesor de Guemará.
La cábala: estudio y análisis de los contenidos esotéricos de la Torá
Me parece una serie maravillosa.
Es una buena serie, muy bien ambientada .-
Relata la vida de los ultraortodoxos judios en Jerusalen.-
Es una vida muy diferente a la sociedad occidental que uno está acostumbrada
A veces choca esa vida tan rutinaria, tan piadosa, tan sometida a la autoridad paterna, a las reglas , a las tradiciones.- Y como es una serie muy larga es un poco agobiante ver que viven tan aislados del resto del mundo, negando el uso de tantos avances modernos y con esa falta total de libertad por estar sometidos a tanta regla preestablecida.-
Buena pero cansadora, demasiado detalle costumbrista.-
ME ENCANTA!
Hay algunos detalles en los que me gustaría saber mas. Por ejm. Que significado tiene el que los varones ( cualquiera?) se pongan una cinta negra en el brazo y lleven un cubo negro en la frente , con la cabeza cubierta, al estar orando.
¿Por qué dejan una piedra en los sepulcros, al visitar a sus difuntos?