Stranger Things 4 (Volumen 1)

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Crítica de Stranger Things 4 – Volumen 1

Los hermanos Duffer lo han vuelto a conseguir. Stranger Things vuelve con su temporada 4, más oscura y menos ingenua que nunca.

Stranger Things, no es una serie más. El desembarco en 2.016 del buque insignia del contenido original de Netflix, marcó un antes y un después en el servicio de streaming a nivel mundial (y ya no digamos lo que significó para Netflix), y se ha convertido en un acontecimiento especial, una de esas series que, con el estreno de cada nueva temporada, se agiganta, y que ha despertado una inusitada fascinación por el periodo comprendido entre finales de los setenta y la década de los ochenta.

Stranger things 4. El amor por los años 80

Stranger Things es una serie que tiene marcadas influencias de ese añorado periodo, y le debe mucho precisamente a los grandes cineastas que reinaron durante esos años, como Steven Spielberg, Stanley Kubrick, George Lucas, Wes Craven, Joe Dante, David Cronenberg y John Carpenter, por citar solo a algunos de los más reconocibles.

La serie bebe de muchas fuentes, pero la más reconocible de todas ellas, son las novelas de terror del escritor Stephen King, varias de ellas adaptadas al cine, y que sin duda han servido de constante fuente de inspiración a sus creadores. De hecho, los hermanos Duffer utilizaron una de sus novelas más icónicas, Cuenta conmigo, para las audiciones que se realizaron durante la selección del casting inicial de la serie.

Y es que los ochenta están de moda, y se están reivindicando cada vez con más fuerza. Y buena prueba de ello, es precisamente el otro gran hit ochentero de esta última década, la exitosa novela Ready Player One, de Ernest Clint, llevada al cine por Spielberg.

Pero al margen del proceso creativo, al margen de las referencias ochenteras, Stranger Things tiene algo especial, que es la clave de su éxito. Tiene alma, tiene un relato coherente y plenamente reconocible en todas y cada una de sus, hasta ahora, cuatro temporadas, y un reparto de actores juveniles, que cautivó a la audiencia de todo el mundo, convirtiéndola en una de las series más originales, exitosas e inclasificables de lo que va de siglo.

Por todo eso, es de agradecer que en esta cuarta temporada se haya mantenido intacta la esencia de la serie, ese espíritu fantástico que mezcla el terror y la comedia juvenil, superando el resultado de la tercera temporada, la más floja hasta la fecha.

Aun así, el primer volumen de esta cuarta temporada, se queda lejos aún de la calidad de las dos primeras, aunque mejora el resultado de la tercera temporada, que supuso un importante bajón creativo, en el que se pudo constatar cierto grado de agotamiento creativo y de ideas.

Pues bien, el primer volumen de Stranger things 4 (el volumen 2 se estrenará el 1 de julio), consta de siete larguísimos episodios, de una hora y cuarto cada uno (salvo el séptimo y último, el más largo, que dura hora y media). Una duración a todas luces excesiva, que hace que, por momentos, parezca que la trama no avanza, aunque al final todo confluye hacia el nuevo gran villano que se nos presenta esta cuarta temporada, directamente sacado del juego de rol Dragones y Mazmorras.

¿De qué trata Stranger Things 4?

La historia que se nos cuenta en el volumen inicial de esta cuarta temporada, arranca precisamente con varias referencias a Dragones y Mazmorras, varios meses después de que finalizase la tercera, con el grupo de protagonistas separado, y con desavenencias entre varios de sus miembros.

Stranger Things 4 tarda mucho en arrancar, y los primeros episodios tienen muchos personajes, lo que ralentiza el ritmo de la serie. El impactante y aterrador final del primer episodio, nos engancha irremediablemente, y es un aviso de que en esta temporada, por desgracia, habrá pocas concesiones al humor.

A lo largo de este primer volumen, asistimos a una trama más oscura, más dura, menos aterradora de lo que se rumoreaba, pero algo deslavazada y desorganizada. O eso parece, hasta que llega el episodio cuatro (uno de los mejores de esta temporada), y las múltiples tramas empiezan a encajar, culminando en un larguísimo séptimo episodio que resulta efectivo y está bien rodado, pero cuyo desenlace tarda en llegar, y le falta fuerza narrativa, lo que nos deja con un pequeño regusto de insatisfacción, ante lo que podría haber sido un espectacular final que echase el cierre a este primer volumen.

Y aunque la serie raya a gran nivel, y mantiene la calidad de episodios anteriores, las tramas que la componen sufren con sus muchos personajes. Esta sobreabundancia de personajes, hace que la trama se diversifique en varios hilos, perjudicando notablemente el desarrollo de los acontecimientos, con escenas y situaciones de relleno que podrían haberse evitado si el guion hubiese estado algo más pulido, y se hubiese optado por sacrificar a algunos de los personajes menos relevantes, o prescindido de alguna nueva incorporación, totalmente irrelevante.

Da la sensación de que los hermanos Duffer les han cogido cariño a sus personajes, y les cuesta desprenderse de ellos. Sobre esta cuestión, Millie Bobby Brown (Once) bromeó durante la presentación de esta cuarta temporada, quejándose del elevado volumen de actores que forman parte de la serie, y la necesidad de “empezar a matar gente”.

Stranger things 4 y su incontable número de personajes.

Y es que, aunque se mantienen las tramas complejas y los buenos diálogos a los que nos tienen acostumbrados Matt y Ross Duffer, da la impresión de que el volumen de actores que maneja Stranger things 4 se le ha ido de las manos. Demasiados personajes y demasiadas tramas paralelas, lo que condiciona el ritmo de la narrativa, al tener que buscar un espacio para todos y cada uno de ellos.

Hay personajes que, quizás inmerecidamente, han ganado algo más de peso en la trama, como el de Robin Buckley (Maya Ray Hawke Thurman, la hija de Uma Thurman y Ethan Hawke), y otros que lo han perdido (al menos por ahora, a la espera del espacio que seguro que los hermanos Duffer han reservado para él en el volumen 2 de la temporada), como es el caso de Mike (interpretado por Finn Wolfard), muy diluido en esta primera entrega de la serie.

Pero además de los personajes de las tres temporadas anteriores, esta nueva temporada incorpora incluso nuevos personajes, que no dejarán a nadie indiferente, como las breves pero interesantes apariciones de Jamie Cambell Bower y de Joseph Quinn, encarnando a dos nuevos personajes, frente a otros no tan interesantes, como es el caso de Argyle.

Y aunque los actores son los mismos de siempre, el tiempo no se ha detenido para ellos, y aparecen ahora transformados casi en adultos, un poco como lo que pasó con los personajes de la saga de Harry Potter. En esta cuarta temporada, los niños se han esfumado, y han dejado paso a adolescentes que se están haciendo demasiado mayores.

Pero de todos los personajes, hay un personaje fundamental en la serie, cuyo cuerpo, altura y espíritu permanece inmutable, y sigue siendo a mi juicio el personaje más entrañable, más logrado y con el rol más definido de la serie. Gaten Materazzo ha llevado su papel de Dustin a cotas muy elevadas. Sus apariciones son siempre lo mejor de la serie, y nunca defrauda. Suyos son los momentos más hilarantes de este volumen 1 de Stranger Things 4, junto con los protagonizados por la otra gran sorpresa de la serie, la reaparición de Brett Gelman, encarnando al conspiranoico Murray, con un papel más extenso en esta última entrega.

Y precisamente uno de los principales problemas de esta última entrega, es que se ha perdido el tono de comedia que siempre caracterizó a la serie. Los momentos de humor son escasos, y si algo puede reprochársele a Stranger Things 4, es precisamente la falta de sentido del humor. La aparición de Argyle, un nuevo personaje que estaba destinado a ser el antihéroe gracioso de la historia, no funciona en absoluto.

En esta cuarta temporada destaca la influencia de la saga Pesadilla en Elm Street. Quizás por ese motivo, a los creadores de la serie se les ocurrió sorprendernos con el espectacular cameo de su protagonista, Robert Englund (Freddy Krueger).

Efectos especiales a la altura

Pero la serie ha mejorado en un aspecto, el económico. Para dotar de una atmósfera más opresiva y aterradora esta nueva entrega, Netflix ha decidido gastarse una elevada suma de dinero en los efectos especiales, y ha tirado la casa por la ventana.

Según el Wall Street Journal, esta cuarta temporada de la serie, tiene un coste aproximado de treinta millones de dólares por episodio, uno de los más altos de la historia, y que evidencia la importancia que esta serie tiene para la compañía californiana, traducido en unos efectos especiales más propios del cine que de la pequeña pantalla, especialmente en las apariciones del villano de turno, o en secuencias como el estremecedor final del primer episodio de esta cuarta temporada, que pone los pelos de punta.

Pero el resultado final en conjunto es bueno, mejorando la tercera temporada, y consiguiendo con el estreno de esta una nueva temporada, despertar nuevamente la ilusión y la atención de los seguidores de la serie, que suspiran para que el nivel de genialidad de sus creadores se mantenga, y estos entrañables personajes a los que hemos visto crecer, madurar, hacerse mayores, sigan deparándonos sorpresas tan agradables como este primer volumen de esta cuarta, y penúltima temporada (si hacemos caso a lo que afirmaron recientemente sus creadores, y la serie consta finalmente de cinco temporadas).

Opinión final de Stranger Things 4 Volumen 1

La conclusión que uno saca viendo Stranger Things, es que te podrá gustar más o menos el estilo de los hermanos Duffer, sus guiones, o la evolución de sus personajes, pero nadie puede negarles a sus creadores, que siempre han sido fieles a sí mismos, no se han apartado del camino previamente trazado, y en todo momento han sabido conectar tanto con la generación que disfrutó con este tipo de aventuras en los o chenta, como con las nuevas generaciones. Y ahí radica su éxito, en la creación de un relato fantástico y de terror ochentero, capaz de conectar con cualquier público o audiencia.

Esta última temporada de Stranger Things es una serie de corte fantástico, trascendente, oscura, ligeramente aterradora, y que siempre sabe que teclas pulsar, con una interminable batería de homenajes al cine y la literatura fantástica, dirigidos al público que creció con los televisores antiguos, la radio, las cintas de VHS, los primeros ordenadores y videojuegos, los discos de vinilo, los juegos de rol (como Dragones & Mazomorras) y las eternas bicicletas de los ochenta, pero también dirigida a las nuevas generaciones que se perdieron ese periodo, y que asisten con fascinación a este revivir de esa época.

Crítica realizada por Michael Fersaav


Valoración Final

8

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