Doctor Strange en el multiverso de la locura. La locura más barroca, gore y terrorífica, se apodera del universo Marvel.
Esta ha sido la película más salvaje, gore y aterradora de Marvel, y el resultado es sorprendentemente satisfactorio. Con diferencia, y hasta la fecha, Doctor Strange en el multiverso de la locura es sin duda la mejor película de esta caótica cuarta fase de Marvel, tras la insípida Viuda Negra, la profundamente decepcionante Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos, o la fallida Eternals.
La primera película del Doctor Strange, es una de mis favoritas del universo Marvel. Su director, Scott Derrickson, consiguió rodar un largometraje que encajaba perfectamente tanto en dicho universo, como fuera de él. Es una película muy brillante, que gozó tanto del beneplácito del público, como de los críticos. Y por eso se daba por hecho que sería el mismo director quien repitiera en esta segunda parte. Así que sorprendió sobremanera su abandono del proyecto (por unas supuestas diferencias creativas) antes de que se iniciase el rodaje, para rodar Black Phone, con Ethan Hawke, que se estrenará dentro de unos meses.
Sam Raimi, el elegido
Pero si esta salida sorprendió a propios y extraños, más desconcertante aun fue la elección de su sustituto. Kevin Feige, productor y presidente de Marvel Studios, dejó a todos perplejos con la designación del mítico Sam Raimi, en una apuesta que cabe calificar, como mínimo, de arriesgada.
Pero tanto Scott Derrickson, como el veterano Sam Raimi, tienen algo en común. Los dos se han caracterizado por haber dirigido películas de terror y de corte fantástico a lo largo de su carrera, lo que podía hacernos presagiar algo de lo que íbamos a encontrarnos en el rodaje de esta película.
O quizás no. Porque el imprevisible Sam Raimi, un director atípico, cuya última película, la fallida Oz, un mundo de fantasía, era de 2013, y que lleva varios años participando más en la producción de series que de películas, nos tenía deparada una sorpresa. Una película muy personal, la mejor película, como he dicho, de esta extraña cuarta fase de Marvel, y la primera que quizás pueda arrojar algo de luz sobre lo que Disney quiere hacer con el multiverso.
Para los que no la han visto, que sepan que Doctor Strange en el multiverso de la locura está muy vinculada y entronca con lo sucedido en la serie Bruja Escarlata y Visión, sin cuyo visionado resulta más difícil comprender la motivación de Wanda Maximoff, la Bruja Escarlata, en esta película.
Sin embargo, tanto para los que vieron la serie, como para los que no pudieron verla (o dejaron de hacerlo prematuramente defraudados al ver los primeros episodios), que sepan que Sam Raimi, que tiene en su haber algunas de las mejores películas de superhéroes que se han rodado (la inclasificable Darkman, y las dos primeras películas de Spiderman en los años 2002 y 2004 para Sony Pictures), ha sido bastante fiel a si mismo y a su particular forma de rodar.
El que haya visto la saga de Posesión infernal (especialmente El ejército de las tinieblas), Darkman, o incluso Arrástrame al infierno, verá en esta película la mano firme y creativa de su director, pero también su gusto por el gore, la excentricidad y el horror, salpimentado con macabros tintes de humor (algunos fallidos), y no se sentirá defraudado.
Es satisfactorio ver salir a Marvel de su zona de confort con una película tan oscura, en algún momento aterradora, diferente a lo que Marvel nos tenía acostumbrados y se agradece sobremanera este nuevo toque y el enfoque fantástico y siniestro que Raimi le ha dado al multiverso.
La película está marcada profundamente por la forma de dirigir de Sam Raimi y por su forma de entender el cine, que nunca se ha plegado del todo a los estándares de Hollywood. Fruto de ello, podemos ver a sus dos protagonistas principales en roles salvajes, duros, e incluso crueles, desplegando todo su poder sin importar las consecuencias o el daño que ello pueda suponer para los inocentes que les rodean. Raimi no se ha cortado, y nos ha deparado una Bruja Escarlata terrible, cruel, salvaje, despiadada, carente de escrúpulos o arrepentimiento, casi impía, con algunas escenas que ponen los pelos de punta.
Una Elisabeth Olsen espectacular.
Pero no solo es mérito del director. Evidentemente, ayuda sobremanera tener actores y actrices de la talla de una colosal Elizabeth Olsen, un atinado Benedict Cumberbatch o una emotiva Rachel McAdams, y a secundarios de lujo, como Chiwetel Ejiofor o Benedict Wong, así como cameos de actores de lujo, como Patrick Stewart, John Krasinski, y, por último, la maravillosa gamberrada de ver la fugaz aparición de Bruce Campbell, en una escena delirante made-in Sam Raimi.
Más allá de la habitual parafernalia de efectos especiales que rodea siempre a las películas Marvel, Doctor Strange en el multiverso de la locura es una película que tiene alma, tiene corazón, tiene sentido y tiene a una mujer protagonista, que llena la pantalla, que abruma con su rabia, su dolor, su crueldad y determinación. Viendo a Elizabeth Olsen como la Bruja Escarlata, se respira autenticidad, emoción y por momentos miedo.
Su interpretación se ha convertido, de lejos, en el papel femenino más fuerte, aterrador y emotivo, de cuantas mujeres ha poblado el ecosistema Marvel (y que me perdone Scarlett Johansson, la única que está cerca de estar a su altura).
Su superlativa interpretación da sentido a esta película, con el carismático Benedict Cumberbatch, intentando como buenamente puede darle réplica a la despiadada villana de esta historia, aunque por momentos se quede lejos de lo que se espera de uno de los mejores actores del momento, y al que no se ve especialmente cómodo en su papel de hechicero, algo que ya se vislumbró en Spiderman No way home.
En un cine en el que la mayoría de los superhéroes son dominados por hombres, llama la atención que Raimi consiga que destaquen las interpretaciones de Elizabeth Olsen y Rachel McAdams, por encima de un Benedict Cumberbatch, que solo saca lo mejor de su personaje cuando comparte plano con ellas.
Por el contrario, la interpretación de Xochitl Gomez como América Chávez, resulta desconcertante y deja un insatisfactorio sabor de boca. Su personaje no acaba de cuajar en la película, y cuando lo hace cerca del final, te genera la duda de si le falta carisma, o si el director ha fallado con ella y le podía haber sacado más partido.
En su defensa hay que decir que es muy difícil destacar entre actores de la talla de los otros protagonistas de esta película, y que en la parte final de la película, casi consigue estar a la altura de una Elizabeth Olsen descomunal, que devora a cuantos se le ponen por delante.
Pese a todo lo comentado, Doctor Strange en el multiverso de la locura es una película algo irregular y demasiado larga, lastrada por las necesidades de Marvel y Disney de empezar a sacar partido a otras franquicias de las que se ha adueñado al adquirir la Fox, como los X-Men o los 4 fantásticos. La película flaquea en el inicio, muy flojo y mil veces visto y que enfría las expectativas del espectador. Por suerte, solo es el inicio.
Poco a poco, Sam Raimi consigue imponer su estilo, su pulso narrativo, y dirigir la acción hacia cauces menos convencionales, en los que la película, de poco más de dos horas de duración, gana muchos enteros y va despertando el interés por una trama que, estando muy bien narrada, quizás se alarga demasiado.
Pero Sam Raimi es fiel a sí mismo, y mantiene su sello personal, arrastrando a Marvel a terrenos hasta ahora inéditos en sus producciones, abordando facetas muy plásticas de terror y gore, prácticamente inéditas en las películas y series de Marvel, que contrastan con la profunda emotividad y tragedia, que rodea a este drama.
Entre las novedades que nos depara Doctor Strange en el multiverso de la locura, veremos algún que otro buen susto, alguna secuencia de alta tensión, algo de comicidad y una recreación barroca y fantástica de diferentes escenarios del multiverso, que llevan la trama en la dirección correcta, hasta que nos encontramos con los Illuminati en uno de los universos alternativos, y que constituye el mayor borrón de la película, consiguiendo que se nos queda cara de tontos al sentirnos explotados por Disney, y su exigencia, como digo, de incorporar las últimas franquicias recientemente adquiridas, alargando exageradamente la película.
Sin embargo, el director no se ha dejado mangonear, y se las apaña para salir airoso de esta exigencia, con alguna de las mejores secuencias de la película, como la protagonizada por Patrick Stewart.
La parte final es puro Sam Raimi y sus grimorios (los que han visto la Saga Posesión infernal saben de lo que hablo). Las escenas están cargadas de emoción y buenas sensaciones que confluyen en un final profundamente trágico, en los que percibimos las emociones de todos y cada uno de los protagonistas principales de esta película.
Aun así y con todos los puntos positivos que he mencionado en esta crítica, a Doctor Strange en el multiverso de la locura le falta algo. Aunque la sensación final es satisfactoria, uno tiene la impresión de que el multiverso está devorando a Marvel, y que los nuevos personajes que se nos están presentando, la hermana de la Viuda Negra, los Eternos, Shang-Chi, el Caballero Luna, el Caballero Negro, Kate Bishop, etc. están muy lejos de la excelencia lograda por los personajes clásicos que aparecieron en las tres primeras fases del universo.
Opinión personal de Doctor Strange en el multiverso de la locura
Las dos escenas post-créditos nos sorprenden positivamente. La primera, porque supone la breve e inesperada aparición de Charlize Theron. La segunda y última, tras los interminables títulos de crédito, es una gamberrada graciosa, un autohomenaje de Sam Raimi y Bruce Cambell que te hace salir del cine con una sonrisa en los labios y el ceño fruncido por ver cómo ambos se han reído en nuestra cara.
Nadie sabe hacia donde se dirige esta caótica cuarta fase del multiverso. Hay decisiones que, para bien o para mal, pueden definir una marca. El complejo mundo de Marvel, tomó un giro trascendente con las dos últimas películas de los Vengadores, Infinity War y End Game, y el resultado está aún por ver. Quizás una desesperada huida hacia delante acabe por provocar que todo vuelva atrás.
Desde que el multiverso entró en Marvel, la locura se ha ido apoderando de esta cuarta fase, amenazando incluso el exitoso futuro de esta franquicia. Las pistas que nos han ido dejando las películas y series estrenadas no permiten todavía saber si Marvel acertará, o finalmente fracasará estrepitosamente.
Quizás el próximo estreno de la secuela de Thor, Love & Thunder, acabe por aclarar algo más el oscuro panorama. O quizás no. Quizás ni siquiera en Marvel estén seguros de lo que este camino puede depararles. Seguramente haya un plan maestro, pero por ahora, al resto de los mortales se nos escapa. O quizás es que es cosa de superhéroes y nosotros solo somos humanos.
Michael Fersaav