Crítica | Los tres mosqueteros: D´Artagnan (2023)

Los tres mosqueteros: D´Artagnan

Los tres mosqueteros: D´Artagnan. Una visión alejada de la novela de Alexandre Dumas, que se desinfla rápidamente.

Los puristas que busquen fidelidad a la novela de Dumas, tendrán que revisitar alguna de las versiones anteriores. Aquí se sigue el argumento de la novela, de forma ligera, casi por obligación, sobre todo al principio de esta nueva película. Pero al poco de empezar, la trama urdida por su director enseguida se desvía de la trama novelesca, despreocupándose en gran medida de los hilos que teje la novela, y del asunto de los herretes de diamantes de la reina, por el que se pasa de puntillas y de manera forzada, haciendo especial énfasis en el enfrentamiento religioso entre católicos y protestantes, que desembocaría en el posterior asedio de La Rochelle.

Es en este punto, en la trama político-religiosa de la época, donde se empiezan a difuminar las líneas de la novela, cambiándolas por un argumento histórico que gusta mucho en Francia, pero que fuera de las fronteras del país galo no es visto con excesivo interés, y que se derrumba estrepitosamente cuanto más se aleja la película del argumento de la novela de Dumas.

La película se centra y lo fía todo, al conflicto religioso que asoló Francia en esa época, entre católicos y protestantes (no es casual la referencia en la película de Louis XIII a la matanza de San Bartolomé en agosto de 1572, pues se calcula que en la masacre murieron entre 7.000 y 12.000 protestantes).

No cabe duda de que la película hace un esfuerzo notable por acercarse a esta oscura época del siglo XVII, con muchas sombras y pocas luces, con unos escenarios sombríos, grises, alejados de la luminosidad de otras versiones precedentes. De hecho, son los sentimientos más amargos, los que prevalecen en la pantalla. El desaliento, la desesperanza, la amargura y la tristeza, son las emociones que predominan, y que coinciden con las escenas de acción rotas, sucias, embarulladas, con planos secuencia cámara al hombro, que se sienten originales, pero pueden desconcertar y marear a algún espectador.

Sin embargo, y a pesar de ello, la película empieza de forma grandiosa, con un combate sucio y rodado con vigor, con una definición de personajes que se nos antoja diferente, y en la que algunos cambios, como la inclusión de la homosexualidad de uno de los personajes, no desentona y hace que el relato se acerque a los tiempos actuales, retratándose con naturalidad y un tono desenfado, que se agradece.

Parece que efectivamente estamos ante un acontecimiento que se corresponde con la expectación que la película ha despertado en Francia. Pero nada más lejos de la realidad. Solo es un espejismo. La película se enzarza en un combate religioso estéril, en el que poco o nada aporta a la historia que se relata en la novela, y que se desinfla rápidamente como un globo.

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Los tres mosqueteros. ¿Cuál es la mejor versión?

Es difícil decidir cuál es la mejor versión cinematográfica de Los tres mosqueteros, desde que allá por el año 1.921, Fred Niblo dirigiese para la gran pantalla, la primera adaptación del inmortal clásico de Alexandre Dumas (obra folletinesca que Dumas escribió con la reconocida colaboración de Auguste Maquet).

Desde entonces se han sucedido, con diferente éxito, múltiples y variadas versiones (más de treinta, alguna muy disparatada) de la célebre novela, aunque siempre se ha dicho que no existe ninguna versión cinematográfica que haya sabido captar la excelsa novela de Alexandre Dumas. Sin embargo, y a pesar de ello, actualmente existe cierto consenso en considerar que existen dos versiones que se disputan el privilegio de ser consideradas como la mejor adaptación de Los tres mosqueteros.

Por un lado, está la inmortal y fiel versión de Los tres mosqueteros (1948), dirigida por George Sidney, e interpretada magistralmente por Gene Kelly, Lana Turner, Van Heflin, Vincent Price y Angela Lansbury, que fue la primera gran adaptación de la novela de Dumas. Un clásico entre los clásicos de capa y espada, y que fue capaz de condensar en poco más de dos horas, la extensísima novela del famoso escritor francés, con notable éxito y unas grandes interpretaciones.

Por otro lado, dividida en dos películas, tenemos la muy apreciable Los tres mosqueteros: Los diamantes de la reina (1973) y Los cuatro mosqueteros (1974), películas ambas magníficas, y que también está muy cerca del clásico literario en el que libremente se inspira, dirigidas ambas por Richard Lester, e interpretadas por Michael York, Oliver Reed, Richard Chamberlain, Raquel Welch, Faye Dunaway, Geraldine Chaplin, Christopher Lee y Charlton Heston.

El espíritu canallesco de la época, parece mejor representado y más realista en estas dos películas setenteras, pero adolece de ciertos tintes bufonescos para estirar la trama, que hacen que pierda algo de intensidad. A su favor, no obstante, una gran ambientación, un tono de comedia canallesca que roza la perfección, y el mejor Rochefort de la historia del cine, con un Christopher Lee que lo borda.

Para valorar esta actual versión del clásico, habrá que esperar a la segunda parte, Los tres mosqueteros: Milady, aunque por lo visto en esta anticlimática primera parte, se queda lejos de lo esperable y lejos de las dos versiones anteriores.

Los tres mosqueteros: D´Artagnan. Qué podemos esperar de la película.

Un espectáculo visual, una recreación de la época muy interesante, unos actores que asumen los clásicos roles de los mosqueteros y el resto de conocidos personajes de la trama, pero que se definen de una forma un tanto dispersa y carente de una caracterización más sólida, en el que D´Artagnan no luce como debería, y en el que todo el protagonismo lo acaparan Vincent Casell y Eva Green.

La película tiene un inicio colosal, fantástico, que desprende autenticidad y realismo, con un D´Artagnan muy bien interpretado por François Civil, que debería de ser uno de los puntos fuertes de la película, pero al que en todo momento se le niega el protagonismo que se merece.

Los tres mosqueteros: D´Artagnan, como digo, sorprende gratamente en su inicio, pues va al grano, y dibuja una época (los inicios del siglo XVII en Francia), marcada por un tono oscuro, sucio, despiadado, en medio de una Francia sumida en fuertes conflictos religiosos, y con unos actores destacados, imprimiendo carácter a sus respectivos roles. Los tres mosqueteros: D´Artagnan quiere captar todo esto, pero se pierde en una trama política ambiciosa, que no es capaz de despegar.

Para los fans acérrimos de la novela, será una desilusión, porque apenas sigue muy por encima las líneas maestras de la novela. Para los que busquen una buena historia, una brillante ambientación, y algo más que la letra de la novela, será un descubrimiento interesante, una recreación apasionante de una época, muy cercana a la descrita en las célebres obras de Víctor Hugo, escritor contemporáneo de Alexandre Dumas, pero algo alejada de la novela de este último.

Sin embargo, y más allá del interés histórico por el conflicto religioso de la época, esta nueva película, salvo sorpresa en la segunda parte, con el tiempo se convertirá en otra versión más del clásico que pasará sin especial pena ni gloria.

Las interpretaciones. Un Louis Garrel y una Eva Green muy destacados.

Eva Green está deslumbrante. Luce como encantadora de serpientes de mirada lujuriosa, capaz de devorar al incauto que ponga sus ojos en ella, pero pese a lo excelso del personaje que compone, parece que por momentos, se olvida de su carácter intrigante y de cuál es su finalidad en la trama, perdiéndose en gran medida su relación con el Cardenal Richelieu. La actriz compone un personaje hipnótico, una Milady de Winter alejada de previas versiones, que se come la cámara cada vez que aparece en pantalla.

Vincent Cassell da vida al célebre Athos, Conde de la Fère. La motivación religiosa de la trama le atribuye un rol poco consistente, en el que el actor se defiende componiendo un personaje envejecido, cansado, hastiado, pesimista, al que el director le da excesivo protagonismo, por encima incluso del de D´Artagnan, algo que resulta desafortunado.

François Civil realiza un buen trabajo como D´Artagnan, pero la cámara le esquiva, y solo le busca cuando no queda más remedio, cuando el director se acuerda de que, en teoría, es el personaje principal de la trama.

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Todos ellos están muy bien secundados por el resto del reparto, Pio Marmaï como un entrañable y bien caracterizado Porthos, Roman Duris como un despiadado y frío Aramis, una bellísima Lyna Khoudri como Constance Bonacieux, una intranscendente Vicky Krieps como la reina Ana y un insípido Érik Ruf como el Cardenal Richelieu, papel este último, que carece de la garra de sus más notables notables predecesores (Vincent Price y Charlton Heston), al que el guion deja de lado, y que es un gran lunar en la película.

En contraposición a la pérdida de interés en el personaje del Cardenal Richelieu, destaca sorprendentemente Louis Garrel, como el Rey Luis XIII de Francia, que eclipsa a cuantos aparecen a su lado en pantalla, y que luce de forma apabullante sobre el resto del reparto. Sin duda estamos ante la mejor interpretación del monarca francés en cualquier película de Los tres mosqueteros, aunque para ello el director haya tenido que centrar una gran parte de la trama en el propio rey, y en la trama religiosa que le rodea.

Rica y costosa ambientación

Con un elevado presupuesto (unos de 72 millones de euros), en el país galo han tirado la casa por la ventana, y con un gran reparto, han optado por imitar el modelo que siguió Richard Lester a principios de los años setenta, dividiendo el relato en dos partes, que ya se han rodado simultáneamente como una sola película, pero que, con claros efectos comerciales, se ha dividido en dos partes.

Los tres mosqueteros: D´Artagnan, es la primera parte, que se acaba de estrenar. La segunda parte, Los tres mosqueteros: Milady, se estrenará en diciembre de este año.

Fruto de tamaño presupuesto, destaca por encima de todo la rica, costosa y cuidada ambientación y recreación de la época, que es uno de los puntos fuertes de la película.

Curiosidades de Los tres mosqueteros: D´Artagnan

Se da la casualidad de que Jean-Pierre Cassel, padre de Vincent Cassel (que interpreta a Athos, en esta nueva versión de Los tres mosqueteros: D´Artgnan), interpretaba al rey Luis XIII, en las dos películas que dirigió Richard Lester en 1973 y 1974.

Por Michael Fersaav

Crítica | Los tres mosqueteros: D´Artagnan (2023)
Lo Mejor
Los actores, especialmente Louis Garrel y Eva Green.
Una cuidada y barroca ambientación de la época.
Un rodaje de la acción vigoroso y dinámico.
Lo Peor
Demasiado énfasis en el conflicto religioso entre católicos y protestantes.
Se distancia bastante de la novela de Dumas.
Trato preferente al personaje de Athos, en detrimento de D'Artagnan.
6
Valoración Final

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