Debo reconocer que la lectura de “Como alas de mariposa” responde a la curiosidad.
Me sorprendió Juan Cuenca con su novela “La aparente normalidad” y apenas terminada, me interesé por lo anteriormente escrito por él, encontrándome con su primera obra, que, además de ser una novela negra, algo que en esta web gusta, había sido muy bien recibida y aunque “Críticas Polares” reseña principalmente lo aparecido en el mercado los últimos meses, a veces es bueno salirse de lo establecido e incluso saltarse las normas, cuando éstas mismas, son las que te impulsan a ello, si las cosas lo merecen y el resultado es bueno.
En mi opinión, “Como alas de mariposa” merece siete años después, una nueva crítica. Hay varias razones para ello. La primera que es una excelente novela negra. Que dentro del admirable análisis de personajes vivencias y comportamientos que el autor desarrolla, hay mucho que observar.
Pero por encima de todo ello, Cuenca pone el foco en la infancia. Lo que durante ella suceda será determinante en el futuro de los pequeños. Los primeros años son cruciales. El mensaje es claro, abusos sexuales y maltrato infantil deben de ser erradicados. Padres y educadores son responsables de ello. El buen trato, la cultura y la educación, los medios. Hay que cuidar de ellos en un mundo donde las nuevas tecnologías abren a los pequeños un espectro de posibilidades casi infinito y sin control.
¿De qué trata Como alas de mariposa?, de Juan Cuenca Márquez?
Joana y Carla, dos niñas de cinco años, desparecen del colegio en pleno día. Inmediatamente el sargento Joan Puig, bruto y deslenguado pero simpático y noble, uno de los grandes personajes de la novela, y el cabo Roberto son puestos al mando de la investigación. Los primeros interrogatorios de padres y profesores sólo aportan más dudas, hasta que Ángel Martínez, creador de la “Fundación Alas de Mariposa”, cuya finalidad es ayudar a las víctimas de abusos, y abogado penalista de éxito, recibe en su despacho un extraño mensaje, que le hace pensar que alguien a quien él metió en la cárcel, ahora en libertad, pueda estar detrás del secuestro.
La prosa de Cuenca es llamativa, invita a seguir leyendo, absorbe y te mantiene expectante. La atmósfera angustiosa que se vive en el colegio, padres, policía y profesores las horas posteriores al secuestro están magníficamente recogidas y expuestas. Siendo la época actual el eje principal sobre el que pivota toda la acción, las referencias a los años anteriores de los diferentes protagonistas tienen suma importancia.
Conocemos pronto la problemática de Ángel. El escritor retrata de manera fidedigna su evolución hasta que toma una decisión salvadora. Cuenca demuestra que los problemas tienen solución siempre que se traten de forma honesta y profesional por quien tiene capacidades suficientes para ello y que en última instancia hay que tener la fuerza y claridad necesarias para dejarse ayudar. Los problemas emocionales son realmente serios, de los que afectan hasta nublar el pensamiento y hacer cambiar planteamientos, hasta abrir en la mente la posibilidad de decisiones erróneas.
Es necesario vencer la obsesión no superada. Lograr colocarse por encima de la situación y dominada, desprenderse de ella y de su dañina estancia en el cerebro, proyectándose hacia el futuro, libre, habiéndola dejado atrás, olvidada como una pesadilla en un mal sueño, en la seguridad de jamás volverá a causar daño.
Si escritura, personajes y diálogos son la base de una buena novela, la estructura, tantas veces ninguneada, tiene también importancia y mucha. “Como alas de mariposa” es secuencialmente perfecta, por eso “engancha”. Cuesta dejar de leer. Juan Cuenca alterna la trama negra con el análisis conductual de los distintos personajes. El autor consigue que nuestra atención no esté fija sólo en la trama, sino que nos conecta, hábil, con cada uno de ellos y así vamos conociendo su pasado y las motivaciones de sus actos.
¿Qué le pasa a Fernanda, la madre de Joana? y ¿a Santiago, su marido? Todo tiene importancia. La novela es un continuo interrogante, con un creciente interés capítulo a capítulo; con pasajes soberbios como la declaración de Mamen en una de las sesiones en la Fundación cuando decide abrirse a sus compañeros. Sencilla pero brutal, no valen paños calientes. El inmenso dolor y el sufrimiento sólo es sentido por quien lo sufre. Cuando terminan las palabras o sencillamente ya no sirven, el abrazo de Alina, emociona. Contar todo ello de manera seria, sin caer en lo lacrimógeno y llegar a lo más hondo como lo hace Cuenca tiene indudable mérito.
Las intervenciones del sargento Joan Puig, tienen cierto aire de parodia, tienen gracia y le vienen muy bien al relato para suavizar una narración dura. Son acertadas y ayudan a terminar de crear un escenario abierto y a lo grande en el que se unen, no mezclan, a la perfección, interrogatorios, vidas personales, conflictos internos, y referencias a pasados amargos y duros de muchos de los protagonistas, que hacen aumentar la credibilidad de una narración fluida y sólida. Con el foco final puesto en el abuso sexual y tomando como soporte una trama negra, el escritor hace un magistral análisis de comportamiento de los protagonistas, consiguiendo un todo único y perfecto.
En mi opinión, «Como alas de mariposa», es una novela incontestable. De impecable factura.