El ladrón de veranos | María Soto

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“El ladrón de veranos” es un melodrama costumbrista. Una novela de época donde el ambiente es importante. 1935. Deauville, localidad francesa de la región de la Normandía.

Allí se reúnen durante el verano, moviéndose entre el casino la playa o el hipódromo, aristócratas, alta burguesía, artistas famosos y más de un arribista, intentando relacionarse a conveniencia, buscando mejores oportunidades para sus negocios, con la particularidad de que alguien tiene la ocurrencia de cometer un asesinato.

Y como el crimen es nada más y nada menos que el de la persona que ha revolucionado el veraneo, pues la repercusión que tiene es enorme. No así para la autora, que expuestas las cosas de esta manera, da a ese hecho determinado, una importancia mínima.

María Soto se detiene en las personas y las consecuencias de los actos. Prácticamente no hay ni un solo personaje sin detallar, comenzando por el excelente tratamiento dado a los dos pequeños Luca y Clara. No están menos conseguidos los de Kaplan, Dona, Lena, Gabriel y León. Pero a quien realmente M. Soto da prioridad es al protagonista absoluto de su novela, Roberto Montenegro.  

Porque a la mencionada localidad acude este enigmático personaje del que se conocen muy pocas cosas. Pintor, con fortuna que nadie sabe cómo ha conseguido, de buen porte y maneras exquisitas. Un Arsenio Lupín moderno. Un aura de misterio le rodea. Él es el eje sobre el que pivota toda la novela y a su vez el regista de todos los hilos argumentales surgentes de él.

Su muerte, con la que comienza «El ladrón de veranos» es la que da pié a la autora para, poco a poco, ir desgranando su vida. Y así, de esta manera, vamos conociendo sus primeros años, desde su adolescencia en Cambremer, su primera novia, Anna, su extraordinaria habilidad para el dibujo, atributos con los que se nace, y su preocupación y estudios para mejorar esas dotes. Su primer taller en París y su paso por La Haya, hasta arribar en Deauville.

Un dandy cuya definición va pasando por fases. Desde el niño travieso, hasta convertirse en el personaje con poco más de veinte años aparentemente vividor, pero estudioso, pícaro, pero honrado. De vida agitada y tranquila a la vez. Con tantas dotes para la pintura como para saber engañar, pero sin malicia o al menos excesiva. Hombre al que su formación, pero sobre todo sus cualidades y saber estar le confieren y le permiten sin ni siquiera proponérselo dominar una situación, estar por encima de ella y salir airoso de sus compromisos.

Opinión de «El ladrón de veranos»

Soto, con pinceladas únicas y suaves, nos va detallando sus andares de equilibrista moviéndose entre lo legal y lo ilegal, resultado de sus relaciones con personajes, unos honestos y otros más oscuros, pero bien relacionados. Personaje hipnótico como Arsenio Lupín a quien Soto nombra en diferentes ocasiones. Montenegro, convertido ya por la autora en un ser agradable y muy humano, seguro de sí mismo, con evidente clase y elegancia y sabedor de que todo depende de él, arriesga.

El descubrimiento de su cadáver altera el sosiego que se respira en la localidad, sobreviniendo una incómoda desazón que se alterna con la intriga que produce la aparición de un lienzo del sevillano universal, Diego Velázquez, el retrato de Flaminia Triunfi. Conocido el asesinato del misterioso pintor, María Soto se detiene en narrar la vida de Montenegro durante las últimas semanas con algunas analepsis a su pasado menos reciente, haciendo especial hincapié en su relación de amistad con Gabriel con el que se acaba de reencontrar catorce años después.

Si el tema no tuviese ese punto de oscuridad que provoca su muerte, la novela sería un ejemplo de narración costumbrista ya que retrata con sentida exactitud los usos sociales, hábitos y costumbres en las que se desenvolvía una parte de la sociedad acostumbrada al fasto y al lujo.

Con un comienzo muy largo, el interés se va, ora por un camino, una relación, ora por otro, travesuras infantiles, o por un tercero, un robo o algún que otro negocio turbio, hasta confluir todos en uno solo demasiado estrecho que propicia y provoca la colisión, porque la novela promete, o nos parece, una cosa y ofrece otra, no es lo que esperamos, pero lo que nos da, es bueno.

«El ladrón de veranos» supone la primera incursión en la novela de María Soto después de diferentes ensayos y otras publicaciones sobre educación y Disciplina Positiva, por cierto con una excelente acogida y con reconocido éxito, “El ladrón de veranos” es una obra de lectura fácil y “plácida” y que contiene un magnífico tratamiento de personas y comportamientos. Soto consigue un perfecto equilibrio entre ambiente personajes y diálogos con momentos de gran magnetismo.

Por el contrario, el interés por conocer quién mató a Montenegro se va diluyendo hasta casi olvidarse, mientras van adquiriendo relevancia cosas como el arte en sí mismo o los negocios a sus expensas. Pero en lo que realmente María Soto da un golpe de autoridad es en la visión y descripción de un escenario donde la vida discurre más lenta, todo va más despacio, pero en la que se desenvuelven igualmente con soltura y aires burlescos esos personajes intemporales y universales como son el engaño y la maldad.

Creo no equivocarme al decir que coincido con María Soto en la admiración por un personaje excepcional creado por una mente brillante. Desde que leí la primera de las obras de Maurice Leblanc, hace ya muchos años, el personaje de Lupín me impactó y me ha acompañado hasta hoy.   

Por último no me cansaré de decir que todas las opiniones son, por particulares, subjetivas. Ésta como cualquier otra puede ser motivo de discrepancia. Entiendo que detrás de un libro hay un trabajo enorme, un esfuerzo tremendo y mucha ilusión. Todo aquello que contenga estas premisas merece el máximo respeto.


Reseña y opinón de EL LADRÓN DE VERANOS.
Autor: María Soto.
Fecha publicación: 12 abril 2023.
Editorial: Ediciones Destino.
Páginas: 539.
Género: Novela negra


El ladrón de veranos | María Soto
8
Valoración Final

1 comentario en “El ladrón de veranos | María Soto”

  1. Estoy de acuerdo con usted sobre la crítica del libro. Novela costumbrista, personajes bien desarrollados etc, pero para mí me ha supuesto una gran decepción porque hay pasajes del libro que son una burda copia del maravilloso libro “El gran Meaulnes” de Alain Fournier. Toda la historia de la juventud de Roberto Montenegro y Gabriel es prácticamente calcada de este libro. Muy mal por la autora. Si no fuera por ese “detalle”, el libro se deja leer. Un engaño…

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