El lector que no acababa las novelas | Franc Murcia

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“El lector que no acababa las novelas” corresponde a la sexta entrega de una serie que ha ido a más con alguna pequeña excepción. Hay en ella claras diferencias respecto a las anteriores.

Franc Murcia profundiza en la personalidad y los caracteres de los personajes, en los sentimientos que les mueven, en el sufrimiento que les provoca su actividad, su vida actual en la que se han ido moviendo por impulsos, necesidad, e influenciados por el ambiente de juventud en el que se desenvolvieron y en la que alguno discurrió por caminos poco recomendados. Cantos y sus amigos de infancia y adolescencia. Su pasado y el grado en que les afectó o marcó.

Dentro de un escenario menos negro de lo habitual Murcia desarrolla una historia no sentimental pero si de sentimientos y el autor insiste en la vida personal de los principales protagonistas. El instante vital/personal en el que se encuentran. Y la novela gusta. El personaje ha calado. Su dualidad nos ha atrapado y nos damos cuenta de que, sin saberlo, lo estábamos esperando. Como ya dije en “El caso del maniquí”, el, en estos momentos, ex inspector de los Mossos, Germán Cantos, es un personaje simpático e inquieto a la vez que original y peculiar. Principio y fin de la obra de Murcia.

“El lector que no acababa las novelas” es su obra más intimista. En ella habla del abandono, la ternura, el fracaso, el renacer. Sus personajes son muy complejos pero tan bien creados que se acaba perfectamente entendiendo su forma de ser, qué es lo que les mueve. A destacar, aparte del protagonista, la excelente creación del comisario Poveda.

Frida y Cantos son tan diferentes en la forma como iguales en el fondo. El personaje atrae, emana fuerza a pesar de la falsa inseguridad que deja traslucir cuando desciende a terrenos más profundos. Creados golpe a golpe, libro a libro, Frida y Cantos son personajes atormentados y el autor plasma, con una melancolía que produce paz, esa belleza triste de la nostalgia, el pasado, lo que pudo ser y que por errores o inmadurez no llegó a cristalizar; y lo hace con seguridad, credibilidad y en ocasiones de forma emotiva.

El universo de Murcia es compulsivo y heterogéneo, más vital de lo que aparenta dentro de esa estructura que es la novela negra; ésta mucho menos negra que las anteriores. El escritor se abandona en su escritura, se deja llevar. Hay más en ella. Murcia domina el escenario. Tiene seguridad absoluta en lo que hace y lo que escribe es bueno. Consigue que le sigamos en una narración, diferente a lo escrito hasta ahora. Se podría decir que por boca de Frida y Cantos habla el alma de Franc Murcia. Engancha, tira de ti y llega a emocionar.

La dualidad del personaje llama la atención, siempre lo ha hecho, desde su inicio. Aún cuando parece que solo es un cambio de vestuario para una actuación, ¡son tan diferentes! Hacen dudar. ¿Qué hay de verdad en Cantos para ese cambio, que cada vez va tomando más forma hasta comenzar a extenderse ya fuera de El Calcuta? Sólo una personalidad fuera de lo común, puede llegar a esa transformación que lo hace tan diferente siendo él mismo.

Un personaje, que por la dificultad que entraña, podía haber caído en lo vulgar, chabacano o irreal, alguien artificial, pero que el escritor ha conseguido que desde su comienzo nos cayese bien. Esa es la virtud de una acertada creación. Un buen resultado, porque Murcia ha creado un personaje serio, completamente creíble que obra a obra nos ha ido convenciendo, cada vez más, por su sinigual originalidad; de una coherencia impecable.

En esta ocasión, el reencuentro de Cantos con amigos de su adolescencia rebelde le obliga en cierta forma a investigar por su cuenta y riesgo, ayudado por Laura su amor de juventud y la ex agente Laia, un hecho sucedido hace casi treinta años. La desaparición durante veinticuatro horas de una chiquilla, unas cintas de película y un misterioso baúl. Diálogos acordes con una primera juventud de callejón y trapicheos, coloquial, que se acoplan muy bien por su sencillez al ambiente en el que se movían los protagonistas en esa época.

“El lector que no acababa las novelas” es un paseo por la vida, con sus sinsabores, frustraciones, amor y desamor, arrepentimientos y añoranzas. Una melancolía impregnada de una tristeza dulce, apacible, envuelve el relato. En mi opinión, aunque pueda no parecerlo la novela es la más compleja de todas las suyas que he leído y mí es la que más me ha gustado. Sería una pena que Frida y Cantos nos dejaran aunque solo fuese por una temporada. Ya hemos visto desaparecer demasiados personajes que han llenado nuestro tiempo. Pero como el Mal es algo consustancial al ser humano cabe pensar que “el apagón” no va a durar.

 Aunque lo del apagón…


EL LECTOR QUE NO ACABABA LAS NOVELAS.
Autor: Franc Murcia.
Fecha publicación: 9 Abril 2024.
Páginas: 296.
Editorial: Autopublicado.
Género: Novela negra


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