“El lobo de Whitechapel” es la quinta novela publicada por el escritor donostiarra Iñaki Biggi, aunque, como él mismo nos cuenta al final del texto, fue la primera que comenzó.
Esto no es de extrañar, dada la ingente labor de investigación que se adivina que la obra lleva consigo. La ambientación acorde con la época en que transcurre la acción, el alto número de implicados, los cientos de teorías sobre la autoría de los asesinatos, y, sobre todo, la necesidad de crear una trama conspirativa creíble son todo un reto para llevar la novela a buen término.
La tesis, mantenida y defendida muy bien por el autor, es arriesgada y, desde luego, bastante sorprendente. La identidad de “Jack el Destripador” ha levantado infinidad de hipótesis de lo más variopinto; desde la implicación de la familia Real Británica, hasta la del autor de “Alicia en el país de las maravillas” a raíz de unas frases crípticas que Lewis Carrol incluyó en alguno de sus libros. Por tanto, la teoría de Biggi puede ser considerada tan disparatada o tan seria como cualquier otra.
¿De qué trata El Lobo de Whitechapel?
Londres 1888, 31 de agosto. El cadáver de Mary Ann Nichols ,“Polly”,es hallado en un callejón en el barrio de Whitechapel situado en el East End. A éste seguirán otros con las mismas características. Las víctimas, todas ellas mujeres que ejercían la prostitución, mueren degolladas y posteriormente son mutiladas de manera salvaje y brutal. Pronto, los crímenes, debido al salvajismo con el que se producen, aterrorizan a la población y ponen en estado de alerta a las autoridades. Incluso la Reina Victoria sigue el caso con el máximo interés. La crueldad del autor o autores es inusitada y bárbara.
El autor consigue una soberbia recreación de los escenarios en los que transcurre la acción. Nos describe la miseria y suciedad en el barrio más peligroso de Londres donde la vida no vale nada, donde todavía no ha llegado la luz eléctrica ni el alcantarillado y donde la porquería y los despojos de los mataderos clandestinos son arrojados en oscuros y estrechos callejones provocando hedores fétidos. Scotland Yard, presionada por el primer ministro Robert Talbot, más conocido como lord Salisbury envía allí a sus inspectores más cualificados.
Todo ello lo maneja Biggi con enorme habilidad. El lobo de Whitechapel cuenta con personajes reales: Abberline, el inspector Swanson, el sargento Thick, lord Salisbury, el ministro Mathews, el comisionado Warren… y añade otros de su creación. El inspector Abberline, que tuvo en la época gran protagonismo como responsable de la investigación y el cardenal Patrizi aparecen dotados de una gran personalidad.
Hipocresía y soberbia, ausencia de escrúpulos, intereses de Estado y crimen. La conversación al más alto nivel mantenida en Londres entre el cardenal Patrizi y el responsable de la Iglesia anglicana es un perfecto ejemplo de todo ello. El interés por conocer qué final se reserva Biggi para unos hechos tan investigados, de los que nunca hubo un claro culpable y con innumerables teorías al respecto, aumenta a medida que el relato se vuelve más ambicioso. El riesgo de un desenlace que no convenza es evidente. Sin embargo, el escritor razona su tesis y sale airoso con un final tan sencillo como sorprendente.
El Lobo de Whitechapel, que sigue fielmente los asesinatos acaecidos ese año, lleva implícita la denuncia de la relación del poder con la corrupción. Cuando en algún momento esa unión se rompe por su mal manejo, la seguridad y la intocabilidad de los implicados desaparece, poniéndolos en peligro y provocando el despertar de sus instintos más bajos.
Opinión final de «El lobo de Whitechapel»
Con “El lobo de Whitechapel” el escritor donostiarra Iñaki Biggi ha escrito una novela valiente; no tiene ningún reparo en denunciar engaños y otras corruptelas tanto de la Iglesia en general como de los gobiernos. Expone y defiende su posición mediante sus personajes dentro de un relato muy entretenido y con interés creciente. Biggi, cuyas novelas tienen una fuerte base histórica, ya tuvo una excelente acogida, sobre todo a partir de la publicación de “La fórmula Stradivarius”. Las posteriores, “Proyecto Moisés” y la ganadora del certamen “Los Cerros de Úbeda”, “Valkirias”, lo mantienen hoy en lo alto de la última narrativa histórica nacional.
Os dejamos un enlace a la obra completa I. Biggi.
Reseña – EL LOBO DE WHITECHAPEL.
Autor: Iñaki Biggi.
Fecha publicación: 2 noviembre 2022.
Editorial: EDHASA.
Páginas: 573
Género: Novela Negra
Muy recomendable esta novela histórica, aunque en ella se aborda un tema peliagudo, pues el caso de Jack el Destripador no se resolvió. Jamás se descubrió la identidad de ese asesino serial pese a que, sin éxito, multitud de hipótesis buscaron revelar su perfil. Como cada aficionado a ese caso atesora su propia teoría de quién fue el macabro sujeto, una obra donde se le pone un rostro corre el riesgo de defraudar a aquellos lectores que se inclinan por una solución distinta.
Ese es uno de los desafios que enfrenta Iñaki Biggi. Y se trata de un reto nada fácil de sortear. Sin embargo, y he aquí su mérito, la descripción es tan notable y la información está tan magistralmente ensamblada, que aun a quienes rechine la propuesta ficcional brindada, quedarán satisfechos. Biggi logra internar al lector en la Inglaterra de fines del Siglo XIX, en el sórdido distrito de Whitechapel. Los personajes son creíbles y producen empatía. Aun los malvados nos impactan favorablemente. Este «lobo de Whitechapel» nos proporciona entretenimiento y el placer de sumergirnos en un universo oscuro creado por la pluma de un autor virtuoso.
Hola Nibia, muchas gracias por pasarte y dejar tu comentario. Has plasmado perfectamente en apenas un párrafo, la magia que nos ha logrado transmitir este libro. Sin duda, de lo mejor del pasado año. Un saludo
Esta novela posee el mérito de basarse en un arduo trabajo de investigación, que debe haberle insumido años al autor, pues aquí se ofrecen con minucia los datos esenciales referidos a Jack el Destripador, a lo que se añade una visión de la Iglesia católica de la época (1888). En la obra aparecen personajes que gozaron de existencia histórica, como el Cardenal Manning y el Papa León XIII, junto a otros fruto de la imaginación, por ejemplo, el Monseñor Ignazio Patrizi y el Obispo Liam Connery, responsable del costado siniestro de la trama. Dado que en la realidad nunca se descubrió al asesino, es lícito que Iñaki Biggi haga uso de la «licencia del escritor» para asignar una identidad a aquel malvado. La solución brindada a ese enigma denota suma fantasía, pero no empaña la calidad de este extenso texto. Los amantes del caso de Jack el Destripador quedamos agradecidos.