«La intérprete de cuerpos» es un thriller en el que Anne Frasier no solo mezcla y dosifica muy bien el suspense y la acción, sino que da una gran importancia al análisis conductual y procesos mentales de personas que han sufrido violencia en todos sus grados, físico y psíquico, durante mucho tiempo y en situación de indefensión absoluta, los cuales sabe reflejar y transmitirnos con credibilidad. Frasier lo cuenta bien y la evidente dureza que pudiera resultar de ello queda muy diluida.
Un apagón general providencial permite a la inspectora Jude Fontaine sacar partido de la situación. Encerrada durante tres años en un cuarto minúsculo y en la más completa oscuridad, sus ojos han terminado por acomodarse a ella, lo que le permite ganar la partida a su captor cuando éste entra en el pequeño habitáculo.
Con ese “regreso de entre los muertos” empieza «La intérprete de cuerpos», una novela con muchas luces y algunas sombras. Reintegrada al trabajo en la comisaría, las dudas sobre su inestabilidad mental comienzan a surgir entre sus compañeros e incluso en ella misma. Su relación con su familia, ya mala con anterioridad, termina por romperse, y su novio, con el que convivía, sigue ahí, pero no como ella esperaba. La aparición del cadáver de Delilah Masters, una adolescente, hace tambalear más si cabe su debilitado estado anímico.
Si el relato comienza de una manera tortuosa, se vuelve ahora turbio por la maldad que se comienza a intuir. Un buen inicio que nos abre una ventana con un buen horizonte y con grandes expectativas. Quizás por ello, al bajar el tono de la narración, en un momento determinado nos hace pensar “prometía más” y lo cierto es que nos desilusiona un poco porque la perspectiva era buena. Pero cuando la novela parecía ya inmersa en esa dinámica, un hecho insólito y sin explicación altera las prioridades y todos los escenarios.
Porque una cosa son los giros y otra distinta los cambios drásticos que Frasier aporta a la narración. El drama de la inspectora no nos es indiferente y unido a la investigación policial con dos hilos argumentales que se entremezclan, hacen que el relato mantenga suficiente interés.
De nuevo Fontaine se ve sorprendida por un acontecimiento que sucedió pocos días antes de su secuestro, el asesinato de un periodista que investigaba por su cuenta la desaparición de una joven en la que también ella estaba interesada. Conocedora la inspectora de su vulnerabilidad, dudando en ocasiones de sí misma y sabedora de que ese estado le puede hacer concebir realidades falsas, tiene la fuerza y capacidad para reaccionar contra todo lo adverso y los obstáculos surgidos.
Sin embargo la situación le supera. Vuelve a surgir el sufrimiento por los tres años de cautiverio y su falta de adaptación queda manifestada en un par de actuaciones inapropiadas peligrosas y fuera de lugar, lo que le supone ser apartada del caso. A partir de ahí el relato cobra nuevos tintes y entra en una nueva dimensión, su interés aumenta considerablemente y ya no decae hasta un final que por su excesiva rapidez se nos hace poco convincente.
Ello no resta, en mi opinión, méritos a un thriller psicológico bien contado, interesante, un entretenimiento muy digno que se lee con fluidez por lo ameno de su lenguaje, que no defrauda, y con unos cambios que dan nuevo impulso y más fuerza, sin perder coherencia, a todo el conjunto.
Ficha técnica:
Título: La intérprete de cuerpos.
Título original: The body reader.
Autor: Anne Frasier.
Fecha publicación: 20 junio 2020.
Editorial: Amazon Crossing.
Traducción: David León.