Mi madre era de Mariúpol es un libro de calidad que tiene como telón de fondo los acontecimientos que sembraron el mundo de horror en el pasado siglo.
Frente a los testimonios de algunos supervivientes del nazismo, Natasha Wodin aporta un valor añadido cual es el doble acoso que sufrió su familia, primero por el régimen soviético y posteriormente por el nazismo.
La familia de Wodin, al parecer, gozaba de una posición desahogada en la Rusia de los zares y sufrió de manera implacable la persecución bolchevique.
Logró sobrevivir a duras penas, aunque desestructurada, disuelta y acosada por el estalinismo hasta la invasión alemana en 1941.
El acoso bolchevique es solo el prólogo de otra persecución que convierte a Ucrania en un centro de reclutamiento de mano de obra para su traslado al Reich.
Natasha Wodin nace al finalizar la guerra y asiste con solo 10 años al suicidio de su madre. Ya en su madurez, se encuentra con un pasado vacío y recuerdos de una infancia prematuramente mutilada. La imagen de su madre es la de un ser desconocido envuelto en la pátina de la miseria, el hambre y el sufrimiento.
El libro se inicia con el intento de la autora de reconstruir su pasado. El primer dato que recobra es el de que su madre había nacido en Mariúpol (Ucrania). “Mi madre era de Mariúpol” son las primeras palabras que Wodin puede pronunciar verazmente sobre su madre. De ahí, posiblemente, el título del libro.
La trama se inicia en torno a la investigación sobre sus antepasados. De gran parte de ellos va encontrando los datos que componen la historia de su genealogía. Elabora un mosaico de personajes que conforman un panorama costumbrista, familiar y humano de gran interés.
Los hallazgos se suceden paulatinamente y asistimos a la reconstrucción de una familia sacudida de arriba abajo por el infortunio.
Wodin utiliza los documentos de otras familias u otras historias para rellenar las piezas vacías del puzzle. De este modo, “lo que fue” se mezcla con lo que “seguramente fue”, siempre dentro del rigor histórico.
El proceso le lleva a retomar la acción en el momento en que ella tiene ya algún recuerdo firme de su infancia. En este punto, Wodin se convierte en protagonista, porque nos narra los años que transcurren hasta la muerte de su madre.
Este período de tiempo es comparativamente menos terrible que el anterior, pero igualmente pavoroso: pánico a ser repatriados a Rusia, acogimiento en lugares clandestinos, estancias en atestados centros de refugiados etc.
Los primeros años de Wodin transcurren entre un alojamiento proporcionado por un fabricante alemán y más tarde en un campo de refugiados pendientes de repatriación.
Mención especial merece el trabajo de la editorial, “Libros del Asteroide”, con una traducción excelente de Richard Gross que produce un texto brillante. Felicidades pues al traductor y al corrector de estilo si lo hubiere.
Mi madre era de Mariúpol
Natascha Wodin
Libros del Asteroide. Año 2019
Por Isidro M. Gimeno
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