Seix Barral nos presenta «Fuera de sí», novela finalista del prestigioso premio Deutscher Buchpreis, de los premios Jürgen Ponto y Mara Cassens, y nominada al Premio Strega Europeo.
ARGUMENTO
“Fuera de sí” es una novela que narra la historia de cuatro generaciones de una familia de raíces judías a través de su protagonista principal, Alissa (Ali). Los personajes vivieron dispersos por diferentes países, Rusia principalmente. Ali es el alter ego de Sasha Marianna Salzmann (Volgogrado, 1985), pero un alter ego muy particular porque la novela se encuadra en la autoficción y ella misma se refiere a sí misma, en un escueto catálogo de personajes incorporado al principio del libro, como “hermano, hermana, Yo”.
Ali, en la ficción, se encarna en dos: en su hermano Antón y en ella misma en cuanto hermana de Antón, manteniendo, además, su Yo autobiográfico como tercer personaje. Tres en uno.
Un lector que siga la historia lineal del relato accede a las biografías de ocho personajes: Bisabuelos, abuelos, padres e hijos, y puede seguir su andadura a través de un siglo que nos regaló exterminios, persecuciones, emigraciones, refugiados políticos y dos guerras mundiales. Ali representa el acceso a la cuarta generación: la sociedad actual.
«Fuera de sí» tiene el interés de las experiencias que narra Sasha Marianna Salzmann recibidas de una familia que ha transitado el agitado siglo XX. Anotemos que el relato no toca más que en referencias inevitables la Shoá y las dos guerras, y que es una historia intrafamiliar.
EL FONDO DEL RELATO
Pero la obra tiene otro trasfondo. Está construida sobre la introspección. Es Ali, la bisnieta, la que observa y analiza la herencia recibida de las generaciones anteriores. Se considera receptora de un conglomerado de genes batidos y tamizados que forman parte de su esencia.
Desde las primeras páginas, la protagonista soporta el peso de un legado lleno de dolorosas experiencias, porque, para Salzmann “el pasado no acaba nunca y vive en cada uno de nosotros”. Trata, pues, de la hibridación de los ancestros y de la búsqueda de ese Yo que Ali mira con asombro como resultado de una intrincada amalgama genealógica. Para la autora somos el resultado de esa amalgama + el entorno que nos rodea.
El mismo título ya nos invita a pensar en este objetivo. En inglés se ha traducido por «Beside myself», el original alemán reza: “Ausser Sich”. En español se ha optado por «Fuera de sí», que puede entenderse con interjección “prosódica” o sin ella, y que engloba por una parte el frenesí, y, por otra, la imperiosa necesidad de buscar a los otros, porque nuestro entorno es también parte de nosotros mismos.
ESTRUCTURA Y ESTILO
Se agradece que la autora haya puesto un cuadro de personajes al inicio del libro, en realidad no pasan de una docena, y que los capítulos se dediquen preferentemente a cada uno de ellos o a las parejas que conforman cada matrimonio, pero, aún así, hay una complejidad que puede hacer la lectura confusa si no se está atento a los cruces de información.
Por eso, «Fuera de sí» es un libro que hay que leer línea a línea, y que se va asentando poco a poco porque va de menos a más. En mi caso, al principio no despertó un interés especial, pero conforme uno se adentra en el texto, debe aceptar que los galardones que ha recibido no son gratuitos.
Desde Cien años de Soledad, no puedo evitar contemplar las sagas familiares con un reojo comparativo, no por entrar en su posible influencia, sino a título únicamente de herramienta de análisis. Diré aquí que la historia de la saga de Salzmann está firmemente anclada en la realidad, mientras que en García Márquez son los fantasmas de la realidad. Salzmann ha sustituido el realismo mágico por expresionismo alemán, pero comparte, hasta cierto punto, la épica de García Márquez. Podría decirse que los 100 años de soledad de García Márquez son cien años de hibridación en Salzmann.
El expresionismo de Salzmann otorga al texto un curioso sesgo que bordea a veces lo poético, pero ciñéndose de inmediato a lo prosaico. Nos encontrarnos con expresiones como “le siguió con los ojos arañados” (pág. 18), o “parecía hecho de oxígeno puro y un poco de luna” (pág. 50).
Esto no pertenece a ninguna vena poética sino a un resalte de la prosa. Es expresionismo de tradición germana y está aún mucho más presente en el anecdotario y en las actitudes de los personajes, que se comportan a menudo con cierta sobreactuación y están diseñados a rotulador negro. Este intento de visualizar o remarcar lo que fabula está seguramente vinculado a la dedicación de la autora a la escena teatral, que es su modus vivendi.
La autora introduce a menudo cortas expresiones en turco o en cirílico, incrustadas en el texto, que dan una percepción muy visual del desconcierto que produce tener dos lenguas maternas o cuasi maternas. Hay que tener en cuenta que Salzmann vivió en Volgogrado hasta los diez años y que se escolarizó después en Berlín.
Es de resaltar la traducción de María Bosom, porque el libro tiene que haber constituido un reto por sus dobles significados y su complejidad.
Autoficción. Quien es Sasha Marianna Salzmann.
Como en todo relato de autoficción, una vez acabada la lectura uno trata de saber cuánto pertenece a la biografía y cuánto a la invención. Así mismo, y dado que las peripecias de la protagonista (hermana, hermano, yo) no son precisamente convencionales, el lector tiene derecho a saber si está ante Papillón o ante Arsenio Lupín. Bueno, le toca a cada cual hacer su interpretación, pero, para facilitar las cosas, dejo en el siguiente enlace una entrevista muy interesante que la autora concedió al portal «Qantara.de» donde puede profundizar en esa legítima curiosidad. (Está en inglés, pero quien domine el idioma alemán seguro que encuentra otras referencias más extensas en otros portales)
En el tema más espinoso (y atrevido) del relato no hay duda de la influencia de Paul B. Preciado. No solo porque sea evidente, sino porque Salzmann lo ha reconocido. Ruego remitirse a la reseña que incluimos en nuestra web el pasado 9 de septiembre de 2019 sobre la obra de Aixa de la Cruz “Cambiar de idea”. Decíamos “sin la aportación de Preciado, mucho de la narrativa femenina actual estaría más contenida etc”.
El esfuerzo vital e intelectual de Preciado se ve reflejado en obras que, como esta, han recibido respaldo fuera de nuestro país. Su impronta aparece aquí en aspectos importantes como son el cambio de sexo a que se somete Kato y que podemos encontrar en el texto de “Testo Yonqui” (2008). El capítulo titulado “Testo” (pág. 237), podría ser un guiño a Preciado y a su testosterona sintética. Pero sobre todo se nota en el descaro, en la sinceridad y en los descensos a tumba abierta.
FEMINISMO
«Fuera de sí» es una novela feminista que investiga la búsqueda de la identidad, especialmente la de los más débiles, siempre vapuleados por paradigmas seculares y ahora rechazados por el feminismo de los años setenta, el primigenio. Cuestiona la radicalidad del binomio sexo-género por el procedimiento de introducir la promiscuidad y el desapego como agresiones que rasgan la vestimenta del binomio. Podría expresarse diciendo: El binomio ha muerto, viva el polinomio, entendido este en su más amplia forma algebraica.
Hay, por tanto, una defensa a ultranza de la filosofía Trans y entiendo que aboga por un feminismo como fuerza integradora de corrientes y no en busca de otros esencialismos no de género sino de intereses. Aboga en el fondo por añadir minorías apedreadas antes que otros espacios que no están vinculados “naturalmente” al feminismo, el ECO por ejemplo; aunque también el ecofeminismo, está tenuemente presente (por lo menos yo lo detecto en la recurrencia del pollo y las nauseas).
A QUIEN RECOMENDAR ESTE LIBRO
Al colectivo feminista y a todos los que siguen ese fenómeno ya sea por activismo, por rechazo o por simple interés social. Principalmente, como ya he repetido, a quienes apoyen el movimiento Trans, ya que el libro rompe una gruesa lanza por sus derechos y por su identidad. Pero también a los esencialistas por los varapalos que reciben. A los defensores del feminismo radical, que son ahora los más estrictos en este cruce de sables. También a los seguidores de Butler, a los ”queer” que abogan por la transgresión.
A unos porque les reconforta, a otros porque los apalea. Y ¿por qué a todo este colectivo? ¿Es suficiente motivo el de que sean aludidos para invitar a su lectura? No es por eso, sino porque “Fuera de sí” entra de lleno en un debate que se ha extendido a toda la sociedad y que tiene lugar dentro del feminismo y en su efecto expansivo y de captación de espacios. Y muestra la ruptura que ya he mencionado del binario sexo-género a través de experiencias y concreciones, no con razonamientos. Además, añade el humilde reconocimiento del desconcierto. Es decir, no propone soluciones, ni acuerdos, ni modus operandi. Expone y escenifica.
Así como Beatriz Preciado es asertiva hasta decir basta, Salzmann no añade texto a sus dibujos; los deja prendidos en las paredes para que la gente los vea y piense. Y un valor añadido: la incorporación en la búsqueda de la identidad del tema de la memoria, su transmisión y su permanencia genética. Un valor que el feminismo no ha investigado aún (creo), que permanece en tierra de nadie y que se refiere a que nuestros cuerpos son almacenes de información, como si se tratara de física cuántica y hubiéramos de estudiar más a fondo los constituyentes de la materia.
Vuelvo a recordar, finalmente, que «Fuera de sí» retrata muy bien algunos pasajes del infortunio intrafamiliar en el contexto histórico. Familias que vivieron extrañas circunstancias en el siglo pasado. Está lleno de detalles que Salzmann entresaca de su baúl de recuerdos de infancia, de las historias de sus mayores y de retratos en blanco y negro perdidos por los arcones de los desvanes.
Isidro M. Gimeno