La Desaparición de Stephanie Mailer de Jöel Dicker es, sin duda, una obra coral donde las haya.
Si buscáramos una característica o su mayor cualidad, diríamos que la acción se desarrolla a un ritmo vertiginoso.
Analizada desde ese punto de vista, la novela es insuperable, si además, a ello añadimos que está bien contada, es fácil deducir que nos encontramos ante una obra inteligente y amena.
Con un comienzo sorprendente por la facilidad del planteamiento y la sencillez con que desarrolla algo tan difícil como es el hecho de presentarnos diferentes tramas con multitud de protagonistas en un breve espacio de tiempo, Jöel Dicker se desenvuelve muy bien y, de la misma manera, mantiene el pulso de la narración a un ritmo frenético.
A caballo entre dos épocas, con 20 años de diferencia, la acción se inicia a raíz de la desaparición de una periodista durante la preparación de las fiestas de Orphea, un tranquilo pueblecito costero, cercano a Nueva York. Dado que ésta se encontraba investigando un cuádruple asesinato ocurrido 20 años atrás, en 1994, horas antes de la inauguración de las mismas fiestas, ambos hechos son relacionados inmediatamente por la policía local, que pronto se da cuenta de que la solución que se dio al caso, entonces, fue equivocada.
Con una escritura hábil, Dicker va interrelacionando los personajes en una trama tan complicada como bien llevada. No sólo es el ritmo alocado, sino que también lo son los giros continuos en todo el desarrollo de la investigación, que hacen que ésta se encamine en diferentes direcciones.
La acción salta de un espacio a otro de tiempo sin fisuras, no confunde. Este sinfín de acontecimientos hace que la novela guste desde el principio. Va a más, gana en intensidad según avanza.
Quizás, por sacar un pequeño “pero”, en algún momento, teniendo en cuenta los continuos rizos, nos pueda parecer que, para mantener esa tensión, se recurra a argumentos un tanto pueriles. No obstante, La Desaparición de Stephanie Mailer es buena, es amena y aunque alrededor de los hechos haya muchas tramas y más personajes, tiene una exposición diáfana y coherente. Ese es el mejor índice para saber si una novela ha gustado. Por algo será que Joël Dicker es todo un número uno en Francia.
Autor: Jöel Dicker (Suiza, 1985)
Primera edición: 2018
Por Mr. Tom