En nuestra reseña de 2019 de la obra “Cara de pan “, de Sara Mesa (Madrid 1976), escribíamos: “envuelta en un tejido argumental liviano donde todo transcurre sin prisa”. Y valorábamos esta característica de saber elevarse desde lo rutinario y casi superficial hacia una escala superior donde los sentimientos y las emociones sobrepasan la monotonía de lo cotidiano. La maestría está en llegar a esos máximos de una manera natural, sin el sobresalto de la sorpresa o del acontecimiento dramático, pero llegando a un punto de no retorno donde lo banal deja de serlo.
En esta ocasión nos encontramos con un inicio parecido, pero ya conocemos a la escritora, y sabemos que nos llevará por rutas sinuosas. Sara Mesa nos regala de nuevo un comienzo de escritura ordenada, agradable, pero lo utiliza como preparación para entrar repentinamente en un terreno altamente peligroso como es el de la pasión amorosa abrupta y exacerbada.
“Un amor”, de Sara Mesa, trata de eso, de un amor en toda su amplitud y profundidad; surgiendo inesperadamente desde lo recóndito y lo inexplicable y en las circunstancias menos favorables, extendiéndose incluso sobre las cicatrices de otras experiencias.
Nat, la protagonista, se enamora sin quererlo ni intuirlo siquiera y llega incluso a sentir celos del pasado del hombre que la cautiva, lo que da cuenta de lo arrollador del sentimiento. .
Nat llega al pequeño pueblo de La Escapa tras un disgusto personal. Viene a recomponer algo que se le ha roto interiormente y trata de evitar cualquier problema cotidiano que se le presente. Quiere parar el mundo y dedicarse a una actividad intelectual solitaria que le permita evadirse de su actual incomodidad. Sara Mesa nos muestra la vulnerabilidad de su personaje, y proporciona la visión del entorno que ve a través de Nat. La autora escribe para Nat y desde Nat.
La visión de la población, La Escapa, aunque está escrita en tercera persona, es la visión de una Nat despoblada de apetencias y de iniciativa. Hay un velo gris que cubre el pueblo y a sus habitantes, pero es el alma de Nat la que construye y crea esa atmósfera.
Sobre el amor
Nat se enamora con una intensidad que hasta entonces desconocía, pero Sara Mesa no nos habla del objeto del amor sino del amor en sí. El hombre que la cautiva, a quien llamaré X para no citar su nombre, no es importante. Sara Mesa lo oscurece deliberadamente hasta casi hacerlo desaparecer. X no tiene atributos porque no es nadie. Es, únicamente, una representación del amor. Incluso, un tanto pérfidamente, Sara Mesa lo viste de connotaciones negativas.
X no tiene ni una pizca de glamur, ni sonrisas atractivas; esas características la autora se las adjudica a otro personaje con quien X podría rivalizar. La novela va del amor porque sí, del amor irracional que absorbe a Nat hasta el punto de hacerle perder la dignidad.
Desenlace
Una vez obtenido el resultado de crear el todo desde la nada, la autora deja que las cosas se diluyan. Esto puede ser un poco desconcertante para algún lector. Personalmente, me parece bien porque las puertas abiertas están muy cerca de cómo son las cosas en la realidad. La acción coquetea con un clímax de mayor resonancia, incluso con lo dramático pero no entra de lleno en ese espacio.
Hay una inmediata estabilidad en «Un amor», de Sara Mesa, una huida, como si las tragedias espantaran a la autora. En este sentido “Un amor” me ha recordado a la Patricia Highsmith de “Mar de Fondo” o de “El diario de Edith” o algún relato de Alice Munro donde la obsesión por la contención añade más inquietud que un desenlace de cabos atados. Para mí, el título del libro lo dice todo. Es una novela unívoca, sin transversalidad, que añade valor a la obra que poco a poco está construyendo esta interesantísima autora.
Un Amor
Primera edición: Septiembre de 2020
Quinta edición: Enero de 2021
Editorial ANAGRAMA.
Personajes planos, el malo es malo, el hippie es un personaje que ni viene ni «bah». El personaje del que se enamora, igual. De pronto le dice que no la quiere ni ver. No le encuentro el auge que se le da a Sara Mesa, parece como la trama de una novela que ha pensado pero no ha desarrollado, en fin, para olvidar y pasar a otra cosa
Pues a mí este libro me ha encantado… aunque no sé si sería la palabra… Pero desde luego me ha tocado.
Creo que la protagonista es difícil de entender para la mayor parte de la gente, pero yo, que he pasado (o estoy pasando más bien) por algo similar, entiendo a Nat a la perfección.
No lo considero un amor, desde luego, pero define a la perfección lo que es una obsesión y cuando los cimientos de los propios valores empiezan a desmoronarse.
El desenlace además es clave. Nat se da cuenta de que Andreas es un tipo normal y corriente, insustancial, podría ser él como podría haber sido otro. Es la obsesión de Nat la que le ha hecho interpretar una realidad que no era la realidad. Y cuando uno está muy obsesionado con algo que además sabe que no puede compartir con nadie porque nadie la entendería… es difícil salir de ese círculo vicioso que te destruye.
Es por eso se hace tanto énfasis durante toda la novela en la cotidianidad, y pensar en la cotidianidad es algo que me ayuda a mi también para no caer en el agujero oscuro que cayó Nat.
Se pinta a los personajes del pueblo como que ocultan algo, que tienen actitudes raras… pero… ¿no es todo el mundo así? Los personajes te ponen los pies en la tierra.