“La aparente normalidad” es una novela conmovedora, que pretende dar visibilidad a la problemática de la salud mental y la incomprensión a la que se ven sometidos quienes la sufren.
Pero Juan Cuenca sabe cómo hacerlo, porque el relato es ameno, enmarcado en una historia muy bien contada y que, además, tiene mucho interés, entre otras cosas, por su personaje Victoria Monfort Solís, Vicky. Genial. Al finalizar su lectura parece que la conocemos desde siempre. Tiene fuerza Vicky, pero sobre todo, la narración, excelente.
La que le concede el conocimiento del problema. El autor ha sabido informarse y no sólo de manera directa por lo que parece, sino además, en primera persona, de toda la problemática que la salud mental conlleva. En un relato vibrante y con algunas necesarias analepsis, Cuenca, nos va desgranando la infancia de Victoria y el pasado en general de todos aquellos que intervinieron en sus primeros años; padres, abuelos, hermanos, amigos y educadores, principalmente.
Infancias traumáticas, familias desestructuradas, falta de afecto y cariño, maltrato, ambiente hostil o con pocas facilidades para el desarrollo normal de un niño, condicionan crecimiento y evolución normales, siendo la transferencia genética el componente más importante. Etiología y patogénesis se dan la mano en la necesidad de encontrar soluciones, buscando los agentes desencadenantes y sus potenciadores.
La escritura de Cuenca es arrolladora, rápida, sin freno, tanto como el carácter de Vicky. Cuarenta y cuatro años, enfadada con el mundo e inconscientemente con ella misma, culpando a los demás. Con el estado anímico por el subsuelo, le repelen los niños por absorbentes, los adolescentes por infraseres y chupasangres y desprecia a los hombres en general, por su egolatría y narcisismo. ¿Tiene un problema? Más de uno. Victoria está herida.
Así la conocemos cuando, después de veinte años de hacerse un nombre respetado y temido bajo pseudónimo como crítico literario y de éxito, agobiada por su “alter ego” decide romper con su “otro Yo”, en un nuevo intento por sentirse libre, descubriendo su verdadera identidad. Darío Mortimer crítico mordaz y despiadado ha muerto.
Victoria Monfort sufre trastorno bipolar, con periodos en los que alterna la euforia desmedida con acusados episodios de disforia, donde acaba hundida sin fuerzas para levantarse. No es falta de madurez, es la ausencia de fuerza vital para incorporarse y mantenerse en pié después de cada caída.
Su vida es una constante carrera de obstáculos en la que corre obligada, sin entrenamiento o la ayuda requerida. Cada vez camina por territorios menos sólidos. Parece que está a punto de ganar cuando decide dar a conocer que Darío Mortimer es en realidad una mujer. Ella. Pero Victoria no se encuentra bien.
Su neurosis persiste y Vicky busca el origen y las causas de su enfermedad. Cuenca se remonta y nos sumerge en el pasado de la protagonista siguiendo la máxima “En el origen están las respuestas”. Y así la historia es contada en tres tiempos, comienzos del siglo XX, años posteriores a la guerra del 36 y en la actualidad. De esta manera, poco a poco, indagando en el pasado, Victoria va descubriendo las causas.
“La aparente normalidad” es una novela para leer despacio, para disfrutarla, acompañando a Victoria, sintiendo sus miedos, para poder entender sus reacciones y comprender los pensamientos que le arrastran a cometer actos no deseados por poco racionales. Personaje necesitado de afecto, inspirador, y cuya fragilidad duele.
Sobrepasada por situaciones que no puede controlar, Victoria se desequilibra. Durante años escribir bajo el pseudónimo de Darío Mortimer ha sido un refugio. Su sosias le ha salvado y se ha encontrado protegida por él. Se ha sentido grande y poderosa. Pero ahora su vulnerabilidad ha aumentado, se siente atrapada por esa otra personalidad y quiere deshacerse de ella. Su máscara protectora ha desaparecido.
El resultado no puede ser peor cuando en una noche importante para ella, de reconocimiento a su labor crítico-literaria, un suceso imprevisto acaba por derrumbarla. Cuando los primeros síntomas de la enfermedad se manifiestan, ella se abandona e insegura, se deja arrastrar. Una sola palabra, una mirada serían suficientes para subsistir; cuando éstas no aparecen, la impotencia es su única realidad y el descenso se inicia.
Ingenio evidente de Juan Cuenca para hacernos ver a través de los ojos y la mente de Victoria, su dolor por la no aceptación de una enfermedad mezquina y traidora de la que sabe que no se va a poder desprender nunca, que siempre la va a acompañar.
“La aparente normalidad” es el personaje, porque Victoria esta delineada a la perfección, cuidada hasta lo más íntimo. Cuenca disecciona el carácter y el comportamiento de Vicky. Sus pensamientos, su alma. Emotivo, sin caer en sensiblerías, el relato nos da a conocer otras realidades existentes pero en gran parte desconocidas. Cada recaída agrava la situación y echa por tierra el esfuerzo realizado mientras se desea con fuerza ser una nueva “Yo”, pero con el temor creciente de que la próxima vez pueda ser peor.
Cuenca nos deja un final de ilusión y esperanza extraordinario, con una buena escritura donde las ideas fluyen constantes. Haciendo mía una frase que el autor pone en boca de Victoria “Me encanta cómo respira el texto”. Un broche final sublime.
El tema se sale un poco de las reseñas que Críticas Polares escribe, pero a veces hay que seguir los buenos consejos. “La aparente normalidad” me fue recomendada por un buen amigo. Un acierto. Como dijo Darío Mortimer al final de una de sus críticas “Buena lectura, si es que la encontráis”. Esta lo es.
LA APARENTE NORMALIDAD.
Autor: Juan Cuenca Márquez.
Fecha publicación: 15 mayo 2023.
Editorial: Carena.
Páginas: 339.