«Algo va mal» es una novela de contrastes. Personajes, lugares, tramas y una línea muy fina entre la ficción y la realidad.
Con un comienzo tan normal en el género negro como el descubrimiento de un cadáver, pudiera parecer que «Algo va mal» fuera a ser una novela policíaca más, sin grandes expectativas, de esas que olvidas a los pocos días de haberla leído, sin embargo pronto adquiere un gran interés gracias a una magnifica puesta en escena, logrando así que el resultado sea doblemente mejor de lo esperado.
Su escritura es como la pintura impresionista. Son retazos, detalles que van creando algo perfecto a pesar de algún mal trazo, como es la creación del personaje Aquilino Malvar, que en mi opinión tiene reacciones y diálogos que no parecen acordes a su cargo, si bien esto no afecta al grueso de la novela ya que entendemos que responde a la voluntad del autor.
«Algo va mal» nos ofrece un relato que se sigue con interés y llama mucho la atención por lo que tiene de actual, entre otras muchas cosas, el secretismo del tráfico de obras de arte.
Bocos mueve bien muchos personajes y lugares y tiene la habilidad de que nadie se pierda en una trama no rebuscada, pero si con muchos recovecos.
Sinopsis
«Algo va mal» comienza en un hotel de Amsterdam. El día previo al inicio de una de las exclusivas reuniones conocidas, pero a puerta cerrada y con sus resoluciones secretas, del prestigioso Club Bilderberg, uno de sus invitados, Cosme Damián, aparece muerto en su habitación de un disparo en la cabeza. A su lado igualmente muerta, otra persona. Damián era el propietario del periódico mas importante de su país y por lo tanto odiado y querido a partes iguales. A partir de este hecho, Bocos crea una magnífica red a su alrededor con múltiples ramificaciones.
En otro lugar más lejano, un periodista de ese mismo diario tiene el encargo de investigar personajes españoles de relevancia que, en sus tiempos de estudiantes en Alemania, colaboraron con la Stasi, la temida y siniestra policía política de la R.D.A, ya desaparecida tras la caída del Muro.
Por otro lado tenemos el robo de un Picasso y su relación con Gibraltar, paraíso fiscal, lugar de paso de la droga a la Península y con más de un bufete de abogados cuya ocupación primordial es el blanqueo de capitales.
Y finalmente, dando vueltas alrededor de todo ello conocemos enseguida a Walter de Roux, un especialista del crimen organizado que va realizando “encargos”, solucionando problemas a unos y otros.
Gente poderosa, empresarios, políticos y grandes fortunas que mueven negocios a nivel mundial se halagan, se alaban, pero se soportan mal. El trinomio: intereses, dinero, poder, aunque parezcan convivir en armonía, lo cierto es que sus relaciones, antes o después, terminan enfrentándose.
Trama, pues, compleja y bien desarrollada que nos lleva, sin pausa ni tregua, hasta un final tan sorprendente e inesperado como poco esclarecedor. Parece que la misma novela se impregna de ese desasosiego e inquietud que producen los asuntos turbios en los que se mueve la mayoría, cuando policía y prensa, cada uno por su lado y a su manera, se interesan por ellos.
Conclusiones
El periodista cántabro, relacionado desde siempre con la comunicación, firma un texto magnífico a la par que inquietante e intranquilizador. En fin, me ha sorprendido Fermín Bocos. «Algo va mal» es una novela curiosa, diferente, entretenida y algo más. Quizás solo él lo sepa, pero hay grandes dosis de realidad en ella y, si no las hay… lo parece.
Por Mr. Tom
Ficha técnica:
Título de la novela: Algo va mal.
Autor: Fermín Bocos.
Publicación: Febrero 2020.
Editorial: Ediciones Destino (Sello Planeta)
«Algo va mal» de Fermin Bocos, es una novela floja, sin ritmo, sin credibilidad tanto en los personajes como en la trama, sin documentar, sin fuerza… En los tiempos de Silver Kane, Keith Luger, Lou Carrigan o Marcial Lafuente Estefania, Bruguera no se la habría publicado por no estar al nivel mínimo para competir en el kiosco.
Completamente de acuerdo con Zapa Yeros. Algo va mal si esta novela tiene una crítica tan positiva de Mr. Tom. Escuché una entrevista radiofónica al Sr. Bocos, y despertó mi interés, he quedado muy defraudado. Hablando del «peso del poder», si Fermín Bocos no fuera Fermín Bocos, no la habrían publicado.