El proyecto Adam llega a Netflix de la mano de Ryan Reynolds y el director Shawn Levy, que vuelven a unir sus talentos para tratar de lograr el éxito que obtuvieron con “Free guy” hace apenas un año.
Pese a contarnos una historia de aventuras y viajes en el tiempo con un trasfondo bastante emotivo, El proyecto Adam no ha logrado conquistarnos completamente, quedándose, aún así, en un más que encomiable título palomitero que hace pasar un buen rato. Sin más, sin demasiadas exigencias.
¿De qué trata el proyecto Adam?
El proyecto Adam nos presenta a Ryan Reynolds (Adam), un piloto que debe volver con su nave a 2018 para buscar a alguien muy importante y acabar con los problemas causados por la tecnología de los viajes en el tiempo (evitaremos hacer spoilers innecesarios), pero que por error acaba en 2022. En ese año necesitará la ayuda de su yo de 13 años para poder llevar a buen puerto su particular plan.
Pese a no ser algo excesivamente novedoso el tema de tener que volver al pasado para ayudar a alguien, la película logra su cometido de entretener a costa de un guion sencillo, pero eficaz y una trama muy fluida. Cuidado, no le pidas mucho más porque entonces la película empieza a hacer aguas por todas partes.
¿Cuáles son los puntos fuertes?
Los puntos fuertes de la película, puede que sean los mismos que acaban socavándola un poco. Me explico: la relación entre el Adam adulto y el niño aporta el ingrediente principal a la película, pero en ocasiones también resulta algo indigesto. Si nos ponemos exigentes podríamos decirle al Adam adulto (Reynolds): “Tío, relájate, que te estás pasando con el pobre chaval”, aunque, por otro lado, es cierto que el chaval (Walker Scobell) no lo pone fácil y hay momentos en los que es bastante insoportable.
Esta relación entre ambos es algo agridulce, unas veces te saca la risa fácil, otras los detestas a los dos.
Otro aspecto negativo de la película es el poco esmero que se ha puesto en la personalidad del villano de turno (villana en este caso). Una pincelada por aquí, otra por allá y con eso ya te dicen que es una mujer muy ambiciosa y que quiere mucho poder; sin nombrar a su mano derecha del que solo sabemos que odia mucho a Adam, punto.
La clave es el humor
Ryan Reynolds, al igual que hace en Free guy o en Dead Pool es quien lleva el peso de toda la película y sobre el recae la etiqueta de “comedia”. Tiene un par de escenas y unos cuantos golpes bastantes acertados, eso hay que reconocérselo.
Opinión personal de El proyecto Adam
El proyecto Adam es una película con unos buenos efectos especiales, persecuciones de naves, los combates cuerpo están muy logrados, con ese guiño a Star Wars incluído. Cuenta con un guion sencillo de buenos y malos, pero de fácil digestión y que lo apuesta todo a un par de cartas: por un lado el humor y por el otro la relación familiar entre los dos Adam, el padre (Mark Ruffalo) y la madre (Jenniffer Garner).
Como decía antes, al menos a mí, en ninguno de los dos puntos ha logrado cautivarme. Sí que hay momentos tiernos, como el abrazo con la madre al final o cuando juegan los 3 al béisbol, pero, sin embargo, no logra ese nivel de ternura o sensibilidad que se busca. Sí, es bonito, logra tocarte por dentro, pero ahí se queda, en el intento.
Es cierto también que hay otros momentos en los que intentan ir un poco más allá, ahondando en los sentimientos, como cuando Adam adulto le explica a su yo niño el porqué del desapego hacia su padre, de cómo apenas pasó tiempo con él en la infancia, que vivía solo por y para el trabajo y que si le compró la red de béisbol fue para evitar jugar con él.
Es entonces cuando el pequeño le explica que está completamente equivocado, que sí que jugaba con él y que compró la red porque él no paraba de pedírsela. Y le dice lo que para mí es la mejor frase de la película: “Es más fácil odiar a alguien que echarle de menos”.
Conclusiones – A quién recomendar El proyecto Adam
Principalmente gustará a los amantes de la ciencia ficción y los viajes espacio-tiempo que no sean demasiado exigentes. Aquí no van a encontrar un argumento enrevesado que pretenda explicar cómo funcionan los agujeros de gusano. Aquí las explicaciones son más genéricas, las tomas o las dejas. También será del agrado de los seguidores de Ryan Reynolds en su faceta cómica, ya que, en ese sentido, la película aprueba, pero no vayas buscando la comedia del año, porque aquí no está.
En resumen, que nos encontramos con una película de buenos y malos que hay que ver sin ninguna pretensión más que la de pasar un buen rato. Si solo le pides eso, lograrás estar casi dos horas con media sonrisa en la cara.
Finch