Hoy abordamos la reseña del libro Correspondencia, de Stefan Zweig y Herman Hess.
El interés editorial por Zweig ha aumentado en los últimos tiempos. Hace unos años (2016) el cine abordó la biografía de este autor y hemos observado una presencia notable de sus libros en los escaparates de las librerías. Adicionalmente, hemos podido apreciar en las redes un interés por desvelar la verdadera personalidad de Zweig, con un sesgo crítico hacia su actuación en la Gran guerra (la 1ª mundial) con un pangermanismo excesivamente entusiasta.
También hemos visto recientemente cómo la figura de Hermann Hesse ha cobrado nuevo interés por su reconocido apoyo a la paz y al cese de hostilidades en la 2ª Guerra mundial. Incluimos aquí una reseña de un libro publicado en 2009 y ahora accesible a través de Kindle (no se si es posible obtenerlo ya en edición impresa) donde se incluyen la correspondencia entre estos dos autores.
El objetivo del responsable de la edición (Volker Michels) fue ordenar cronológicamente la correspondencia de los dos autores durante los años que median entre la primera carta (Enero de 1903), hasta la última (Julio de 1938). Incluye, además, una larga nota, a modo de epílogo, en la que dibuja una semblanza de ambos autores y proporciona datos biográficos que añaden comprensión al texto. Sus juicios demuestran un profundo conocimiento de ambos autores en lo personal y en lo literario. Es, por tanto, una aportación que añade valor al libro.
Comentario general
Hay que decir que no estamos ante una relación epistolar fluida, sino que hay amplios espacios en blanco, producto, en parte, de los graves acontecimientos que sacudieron Europa durante ese espacio de tiempo.
La guerras y la literatura
Aunque el marco político y militar en la primera mitad del siglo pasado fue crucial para todos los europeos, las cartas Hesse-Zweig solo muestran un tenue reflejo de ello. Por ejemplo, entre Julio de 1914 y Noviembre de 1918 hay 15 cartas que tratan fundamentalmente de temas literarios. Solo en cuatro de ellas hay una referencia a la guerra.
Los temas que ambos autores abordan están referidos a la creación literaria, los problemas para dedicarse a su labor creativa y a sus proyectos. Este es el verdadero contexto de la relación epistolar. Todo lo demás está en un segundo plano. Por eso me parece necesario cubrir en dos palabras el contexto literario y cultural de Alemania durante esta época.
Alemania y Austria-Hungría viven una brillante época en la cultura, el arte, la literatura y la ciencia. En la literatura, Thomas Mann (1875-1969), Kafka-checo-alemán (1893-1924), Snitzchler (1862-1931), Robert Musil (1880-1942), Bertold Brech (1898-1956). En la música, Richard Strauss (1864-1949), Bruckner (1824 1896). En la pintura, Egon Schiele (1890-1918), Gustav Klimt (1862-1918) y Walter Benjamin como gurú universal de la crítica del arte (1892-1940). En la ciencia, Albert Einstein (1879-1955) Freud (1856-1939) y Jung (1875 1961) Hay una impresionante floración de personajes ilustres que alcanza incluso a la filosofía (Heidegger), o la Arqueología (Historicismo alemán).
Sin embargo, en la correspondencia Hesse-Zweig no hay referencias explícitas a estos autores ni a su valor universal. Por el contrario, aparecen muchos nombres de segunda fila. En lo literario, hoy olvidados, Camille Hoffmann, Johannes Schlaf, Camille Lemonier, Otto Hauser, Georg Busse Palma, Wilhlem Holzamer, Richard Schaukal, todos ellos nacidos aproximadamente en los setenta del siglo XIX. (ver Pág. 14, 15 y 84 por Ej.)
Así pues estamos ante una relación epistolar que se limita al ámbito local vienés en el que principalmente se mueve Zweig, un ser eminentemente social, y del que participa Hesse de manera limitada y a regañadientes. Sin embargo, es seguro que al menos Zweig estaba muy al corriente del éxito de la cultura alemana, pero su relación no incluye estos temas.
Los personajes a través de sus cartas
Herman Hesse proviene de una familia humilde. Atormentado, solitario, esquivo a las relaciones sociales, él mismo se tacha de “insociable”, y sus biógrafos anotan un intento de suicidio en su adolescencia. De la pobreza pasará al éxito y acabará obteniendo el premio Nobel en 1946.
Hesse se muestra como una persona que vive de acuerdo con sus principios, aunque estos no sean del agrado de su entorno. Es muy parco en sus juicios sobre Zweig y en ocasiones manifiesta un aprecio muy escaso. (Carta de 17 de Mayo de 1925, sobre Hölderlin) En sus primeras cartas responde con cautela al extrovertido Zweig, y se pone en guardia sobre el inicio de una relación epistolar que implique obligaciones. Esta reticencia revela sus miedos y su inseguridad. Sin embargo, Zweig hace caso omiso de esa reticencia y muestra un derroche formal de afectividad y admiración cuando al año siguiente Hesse publica su Peter Camenzind.
Hay curiosos detalles en las cartas de Hesse sobre su carácter, como cuando se ausenta de Viena porque no puede soportar sus ruidos, o su obsesión por los lugares tranquilos para vivir. En cierto momento, le da a Zweig su número de teléfono con el ruego de que no lo divulgue (Pág. 171), y en otra, le pide que no diga a nadie cuál es su dirección en esa ciudad (Pág. 150). Algunas afirmaciones, como la que hace en la página 145, de ser rigurosamente cierta, daría mucho que pensar ”A menudo he pasado meses sin hablar con nadie”.
Personaje, pues, huraño, en constante búsqueda de la soledad y del alejamiento, no sería el ideal para tenerlo como vecino. En carta de 15/11/1918, (Pág. 116), comunica a Zweig una noticia un tanto sorprendente: Ha dejado a sus hijos al cuidado de amigos (no es arriesgado suponer que se trataría de amigos de su mujer) por estar su mujer internada, ya que no le es posible llevar las tareas domésticas.
Recabando datos sobre estos años recogemos la siguiente información (Bibliogr.: web abajo): “En 1918, cuando se separaron sus padres, Heiner (Hesse) se fue primero a vivir a un hogar infantil, después a casa de un educador en la Selva Negra y, finalmente, a un centro de educación regional. Al padre, que a todo esto vivía en Montagnola, le podía visitar dos o tres veces al año.”
Estos hechos casan mal con afirmaciones de tanta sensibilidad como la que figura en carta de la página 25 en la que afirma que sacrificaría toda la literatura por una nube hermosa o por el trino de un ave.
Hay por tanto que leer el epistolario de Hesse distinguiendo con atención entre sus sentimientos poéticos llenos de sensibilidad y unos hechos personales que aparecen teñidos de egoísmo. Además se envuelve en un lenguaje victimista como si el destino estuviera llevándole de la mano en contra de su voluntad.
Stefan Zweig es menos complicado. Viene de una acomodada familia burguesa y triunfa pronto como autor teatral, ensayista, traductor y novelista. Pondrá fin a su vida en Brasil al lado de su esposa. En la red puede encontrarse una terrible foto del suicidio de ambos, expresión de una triste huida.
En sus cartas se muestra como un ser social, lo que se dice un hombre de mundo. Es él quien habla de encontrarse personalmente con Hesse y a quien visita para conocerle. Le da a Hesse cumplida noticia de sus “importantes” amistades (Toscanini, por ejemplo o Bruno Walter, página 167) y de infinidad de personajes que en la época debieron ser la crema de la sociedad vienesa. Hesse pocas veces contesta sobre ello, aunque sí sobre algunos amigos comunes, también afines al arte.
El entusiasmo de Zweig por Hesse a raíz de Peter Camenzind parece ir descendiendo durante el resto de su obra. En sus comentarios a “El Juego de Abalorios” se trasluce una admiración escasa. Más clara aún queda su opinión sobre la novela de Hesse “Bajo la rueda” (carta de 17 de oct. De 1905, Pág. 86) donde tras los elogios de rigor, Zweig no puede ocultar que la obra no le ha gustado.
Personalmente, estoy de acuerdo con Zweig. La obra de Hesse -exceptuando Peter Camenzind- me ha resultado siempre aburrida y complicada.
Zweig es excesivo. Tiene en su personalidad los mismos rasgos que se le achaca a su literatura (y que el mismo Hesse le reprocha): demasiado retórica.
Hesse y Zweig ante las dos guerras mundiales
La reacción de Hesse ante la guerra (la 1ª) es llamativa: Acude inmediatamente a alistarse y es rechazado por su miopía. Se dedica a colaborar en la ayuda a refugiados de guerra y prisioneros alemanes en el extranjero. En un primer momento se siente subyugado por el espíritu pangermanista que vive Alemania. Pasa los cuatro años ocupado en esos menesteres. Es posteriormente a ese primer momento cuando empieza a cuestionar el sentido del nacionalismo alemán y los tremendos efectos de la guerra y pasa al extremo de escribir en contra de los belicistas, concitando el rechazo de la sociedad alemana. Todo este sentido épico de luchador por la paz queda desvirtuado, como ya he mencionado, por su comportamiento familiar.
En el libro “Sobre la guerra y la paz” donde incluye su famoso artículo antibelicista “Amigos, no con esos acentos”, encontramos un breve escrito titulado “Espartaco” claramente referenciado a los espartaquistas, que fueron los únicos y permanentes opositores a la guerra. Hesse los crítica abiertamente.
Ambos personajes fueron declarados inútiles en la Gran guerra. En los años treinta debieron sufrir agudamente la situación política, Zweig por ser judío, y Hesse porque su tercera mujer era judía, así como su perseguido editor, Fischer.
Pangermanismo
En las cartas pre-conflicto, puede apreciarse el pangermanismo que también compartían como valor universal de la Alemania de comienzo de siglo. Zweig alaba al germanismo de Hesse en dos cartas, páginas 30 y 35, donde se refiere a su literatura como algo muy alemán y Hesse a Zweig en página 43, sobre su estilo “suave y fielmente alemán”. Hesse al inicio de la Gran guerra escribe unas líneas citadas en el epilogo del editor muy inquietantes: A un auténtico artista le resulta más valioso un pueblo de hombres que ha enfrentado la muerte y conoce la frescura de los campamentos.
¿Una amistad profunda?
La amistad y correspondencia Hesse-Zweig, más allá de las expresiones formales, parece superficial. Hesse, en el fondo, no aprecia el talento, la bonhomía y extroversión de Zweig y tampoco su literatura. Llama la atención la dura crítica de Hesse a la obra de Zweig de la que nos informa el editor (Pág. 199) y que es simplemente despectiva.
Para ambos autores, los aspectos relativos a su vida personal tienen una importancia secundaria. Llama la atención, por ejemplo, cómo en carta de 1935 (Pág. 158), Hesse comunica a Zweig que después de varios años viviendo solo, se ha casado de nuevo .¡Pero eso había ocurrido en 1931!, según nota del editor, y ya se habían cruzado correspondencia entre ambos sin que ese hecho hubiera sido mencionado por Hesse. Hechos como este nos hacen reflexionar sobre la sinceridad del afecto que declaran profesarse. Se trata, posiblemente de un afecto limitado a la parte del creador, del escritor, pasando de puntillas sobre la sensibilidad humana vinculada a su vida personal.
Nota sobre la literatura epistolar
Se aprecia en toda la correspondencia una excesiva cordialidad y declaración permanente de afecto, sobre todo por parte de Zweig, que no resulta muy convincente. Llama la atención también la falta absoluta de humor. Todo es demasiado trascendente, demasiado serio y no hay espacio a la banalidad. Es pues una relación literaria mientras que lo personal está fuertemente influido por las normas de cortesía. En el caso de Hesse, se adivina que se siente más confortable poniendo cierta distancia entre ambos. En eso, Zweig es más afectivo, y es él, a menudo, el que se desplaza a visitar a Hesse, que siempre declara que estaría encantado de recibir una visita de su amigo.
Otros detalles como las frases “He pensado todo el día en usted” o “He pensado mucho en usted” de Zweig a Hesse y de Hesse a Zweig, son fórmulas más literarias que afectivas que actualmente no se utilizan. Más bien, hemos pasado al extremo contrario. En los 70, el teléfono había ya casi eliminado la correspondencia escrita y en el actual siglo los emails han puesto de nuevo a la gente a escribir. Pero la actual es una escritura esquemática, expurgada de frases de afecto y con una irrefrenable tendencia hacia el humor o, mejor, a resultar gracioso, lo que choca frontalmente con la correspondencia que hemos analizado.
El libro, por eso, nos da pues la idea de que en lo que a literatura epistolar se refiere, asistimos a un mundo cercano en el tiempo, pero lejanísimo en las costumbres y en las formas.
Hermann Hesse- Stefan Zweig. CORRESPONDENCIA.
Traducción del alemán: José Aníbal Campos
Editorial: Acantilado
Edición al cuidado de Volker Michels
Primera edición en 2009. En 2020 está además editado en formato digital
Referencias.
Correspondencia Hermann Hesse y Stefan Zweig. Edición de Volker Michels. Barcelona, Acantilado, 2009, 216 pp.
Sobre la Guerra y la paz. Hermann Hesse, Biblioteca universal Contemporánea. Barcelona Editorial Noguer Sexta edición marzo de 1999.Páginas: 177
Ayer, Radio Exterior de España Dra. Alted: Las fuentes orales de la historia
http://www.hermann-hesse.de/es/node/926 :noticias sobre Heiner Hesse, hijo de Hermann.