“Calle de los ladrones” es una novela del escritor francés Mathias Énard (11 de enero 1972, Niort, Francia) publicada en el año 2012 y quedó en la lista de finalistas del prestigioso premio literario Goncourt del mismo año.
Junto con “Tokio Blues” (Tokio, años 60) y “Nada” (Barcelona, años 40), «Calle de los ladrones» completa una trilogía de “Bildungsromans” (novelas de aprendizaje o de formación) que he leído en los últimos meses.
En este caso, la novela de Énard está ambientada en Tánger (Norte de Marruecos), Algeciras y Barcelona entre los años 2011 y 2012.
¿De qué trata «Calle de los ladrones»?
Lakhdar es un joven tangerino de 18 años que pasa sus días como cualquier chico marroquí de su edad. Ha aprendido algo de francés y español en el colegio, leyendo novelas policiacas y viendo la televisión. Con su amigo Bassam suelen sentarse frente a la costa y observan los ferris que cubren la distancia del estrecho que separa Tánger de Algeciras y sueñan planes de futuro. Un día comete el error de acercarse excesivamente a su prima Meryem. Su padre les sorprende, y la tragedia se desencadena.
Demasiado orgulloso él para volver mostrando arrepentimiento, y demasiado orgullosos sus padres para ir en su búsqueda y perdonarle, Lakhdar queda a la deriva en un mundo difícil. Desde ese momento comienza un peregrinaje que va a llevar al protagonista a otras ciudades. En un primer momento marcha a Casa Blanca donde vive una época de penurias, alimentándose en los vertederos y sobornando a guardias de seguridad para poder dormir al abrigo en los parkings.
A su vuelta a Tánger, a través de su amigo Bassam, es acogido por el Grupo para la Difusión del Pensamiento Coránico donde conoce al Cheick Nouredine, un líder religioso, que le acoge, le alberga y le alimenta a cambio de su trabajo como bibliotecario del centro. Es durante esta época en la que Lahkar conocen a Judit, una turista catalana, estudiante de árabe que visita Tánger. Se abren nuevos horizontes para él, sueña con el amor, con escapar de su mundo reducido, con viajar a Algeciras y a Barcelona. Pero ¡qué difícil lo tiene un joven marroquí sin recursos para poder llegar a vivir en Europa!
Es la época de la primavera árabe, las revueltas han empezado en Túnez, pero van extendiéndose por Siria, Egipto, Libia y parece que en Marruecos pueden llegar a derrocar la monarquía… La sombra del integrismo islámico también planea en el libro: la matanza del café Argán de la plaza Yamaa-El-Fna de Marrakech y también el asesinato de un joven marroquí en el emblemático café Hafa de Tánger.
La transformación de Bassam del adolescente gamberro y bonachón en una figura oscura, adalid de la faceta más tenebrosa de la religión, es un símbolo que refleja la estéril radicalización del pensamiento humano. No he podido evitar pensar que este relato parece casi premonitorio de los atentados que años más tarde sucederían en Barcelona.
Opinión personal de «Calle de los ladrones»
Incluso con este trágico telón de fondo, “Calle de los ladrones” es un libro que merece la pena leer con cariño. Es un acercamiento a la cultura árabe, a sus escritores y poetas, Ibn Batuta, Mohamed Choukri…, y a la belleza de su idioma (tiene algunas frases escritas directamente en lengua árabe). Pone también de relieve la dificultad de la vida de los inmigrantes ilegales en las grandes urbes y es una reflexión sobre el compromiso, la revuelta y la incapacidad de los seres humanos para hacer frente y resolver los problemas que nos afectan como sociedad.
Mathias Énard conoce muy bien el mundo árabe: Ha viajado a varios países de Oriente Próximo, habla árabe y persa, ha sido profesor de árabe en la Universidad Autónoma de Barcelona, y se percibe en sus escritos su pasión por una cultura cercana, sobre la que existen muchos prejuicios, pero de la cual desconocemos mucho. Con este libro, Énard nos abre una ventana.