Con “El Club del Crimen de los Jueves” Richard Osman firma una comedia brillante en la que el humor y el crimen tienen perfecta cabida.

No es sencillo escribir una comedia negra sin caer en el absurdo o en el disparate que condenan de antemano cualquier obra desde su mismo término al olvido, y por tanto no son fáciles de encontrar.

Después de la estupenda trilogía del Bar Lume, de Marco Malvaldi, teníamos ganas de leer una comedia negra de calidad; lecturas que se prodigan poco y gustan mucho a poco ingenio que tengan.

Sinopsis

Ron, Joyce, Ibrahim y Elizabeth, entre 70 y ochenta y tantos, residen en el complejo privado residencial de Coopers Chase. Allí, los jueves, se reúnen para hablar de temas relacionados con el crimen como si de un juego se tratara, utilizando el ingenio y las habilidades de cada uno de ellos, hasta que un día el asesinato del promotor inmobiliario y constructor Tony Curran, que es encontrado muerto en su casa a causa de un fuerte golpe en el cráneo, les da la ocasión de comenzar una investigación paralela a la que realizan el inspector Chris Hudson y la oficial de 26 años Donna De Freitas, pertenecientes a la comisaría de Fairhaven.

La víspera del crimen, el propietario del complejo y el mismo Curran se habían reunido con los residentes para comunicarles la ampliación de las instalaciones, a lo que ellos se habían negado aduciendo que eso implicaba la deforestación de un bosque y el traslado de un cementerio milenario donde se encuentran enterradas más de cien monjas.

Desde las primeras páginas destaca el posicionamiento de Osman en la mente de los cuatro miembros del club, mientras nos va transmitiendo las cualidades y particularidades de cada uno de ellos.

Hasta aquí «El club del crimen de los jueves» un pasatiempo agradable, una comedia negra que despierta sonrisas, pero Richard Osman aprieta un poco y da una vuelta más a la tuerca con algo que dispara nuestra atención ya que Ian Venthan, el propietario, comienza las obras y lo hace desmantelando el cementerio, algo totalmente inaceptable para el pueblo de Fairhaven y los residentes de Coopers Chase. Es en este punto donde se puede decir que comienza una nueva novela.

El relato descansa sobre los cuatro personajes principales: mayores, avispados e inteligentes. Individualmente tranquilos y reposados, juntos no tienen topes ni límites, como si una fuerza motriz les uniera concediéndoles una energía y un vigor irresistibles.

Su misma fragilidad les otorga una ventaja a sabiendas de que muchas “cosillas” les van a ser pasadas por alto.

«El club del crimen de los jueves» es por lo tanto una novela divertida e ingeniosa, se lee con una sonrisa constante. Bien contada, la narración es muy entretenida y el resultado es más que satisfactorio, con una última parte en la que la novela se engrandece con un magnífico final.

Humor y crimen no casan muy bien, solamente con talento se puede conseguir una buena comedia negra que no caiga en lo chabacano o extravagante. Richard Osman lo ha conseguido con nota.