Dentro de la narrativa contemporánea más pura, “Morada Esmeralda” es un relato en el que se refleja lo acontecido a una familia a lo largo de casi tres generaciones.
Carmen Muñoz va alternando el relato de finales del siglo XIX, narrado en tercera persona, con la actualidad de mediados del XX, contado en primera por una de las protagonistas actuales, la niña Isanza. La importancia de la obra reside en la riqueza de las descripciones y la brillantez de los detalles. Es una lectura para disfrutar de un ritmo pausado que nos va introduciendo en el tema y despertando progresivamente nuestro interés.
La desaparición de un rubí, en el pasado, es la base que da inicio a la historia. Diferentes acontecimientos conforman una narración en la que los personajes son el elemento principal y el hilo conductor de los hechos.
Argumento
Colombia, en un pueblo rodeado de haciendas y cercano a la ciudad de Manizales, llamada también la Ciudad de las Puertas Abiertas, y conocida como la Capital Mundial del Café, en el centro del denominado Eje Cafetero. Sus habitantes trabajan en extensos cafetales que se abren paso a lo largo y alto tanto de la tierra llana como la de sus laderas.
Novela de vida y costumbres, pero, sobre todo, de relaciones. Muñoz, excelente narradora, nos sumerge en la Hacienda Morada Esmeralda, en la vida de unos niños que corriendo paralela a la de sus progenitores es ajena a hechos que alteran la convivencia de los mayores, por la dureza de las privaciones y las necesidades insatisfechas. Todo discurre tranquilo y lento, sin prisas, en esa pequeña comunidad unida al cafetal y va pasando y perpetuándose en el tiempo entre amores desamores, sueños e ilusiones.
Los juegos de los pequeños, las partidas de póquer de Don Ascanio y Aaron donde se jugaban lo que tenían y lo que no, el cortejo de Amadeo Bengoechea a la negra Virtudes, esmeraldas que aparecen y desaparecen pasando de una mano a otra sin conocimiento de unos y sin enterarse otros, los chamanes, la templanza y el equilibrio espiritual que rigen las conductas, el viaje a Manizales para ver la catedral más alta de Colombia destruida por un terremoto o la llegada del teléfono desde la ciudad a las haciendas que bordeaban el pueblo, son acontecimientos que, poco a poco, Muñoz va desgranando.
Momentos, pequeños retazos de vida. La salida de Juana de casa de Aaron y su particular rescate de manos de su marido o la delicada recolección del café. Pinceladas sueltas que, unidas, conforman una historia y una atmósfera. Cómo, lo sucedido en la primera generación incidió en la segunda. Cómo, mientras llovía torrencialmente, los trabajadores levantaban muros de contención con sacos terreros que, uno tras otro, iban siendo arrastrados.
Magnífica la descripción de la inundación y destrucción de los cafetales provocados por las lluvias intensas; tan duraderas, que anegaron el valle provocando el caos, y destruyendo incluso las haciendas, mientras las laderas se derrumbaban sobre los cafetos cubriéndolos de barro y lodo durante meses y llevándose por delante el trabajo de años, condenando el futuro de todos sus habitantes.
Relato, en ocasiones, épico, donde se reflejan sentimientos; donde dolor, amor, sufrimiento y alegrías se van turnando para ofrecernos una narración fresca y limpia. Un relato que rebosa vida.
Ficha técnica:
Título: Morada Esmeralda.
Autor: Carmen Muñoz.
Fecha publicación: Diciembre 2020.
Editorial: Adarve.