Un ángel no debería morir | Jorge Zaragoza

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“Un ángel no debería morir” es un atractivo thriller policial que no tiene nada de convencional, primera de la trilogía protagonizada por Blanes y Sánchez.

La acción se sitúa enseguida en cotas altas y sigue ascendiendo hasta el final. A los hechos, Zaragoza les ha impreso una serie de relaciones personales que inciden de manera directa en la trama y otras que sin afectarle directamente, si tienen una fuerte influencia sobre ella, porque ni la vida del inspector jefe Santi Blanes ni la de la inspectora Clara Sánchez ha sido fácil y ambos arrastran hechos del pasado todavía sin asumir ni resolver.

En el caso del inspector por su dureza e imposible resolución y en el de Sánchez por su no asunción y el fuerte rechazo mental a un enfrentamiento directo.

Pero en “Un ángel no debería morir” prima la acción, que el autor expone de manera inteligente y controlada, enmarcada ésta en un complejo entramado que se va desarrollando con ingenio y que toca unas veces de soslayo y otras más directas a un periodo crucial e importante de nuestra historia. La lectura es sencilla, se lee bien y rápido.

Escrita en dos tiempos, uno de ellos desarrollado en una época post-transición, difícil, que el autor toca y trata con habilidad, pero en ningún caso hay que olvidar que se trata de una novela. Zaragoza desarrolla y argumenta una excelente trama dentro de un contexto criminal, en la que Sánchez y Blanes se erigen como los grandes protagonistas, amén de un secundario de lujo, absolutamente genial, como es Luengo.

De qué trata “Un ángel no debería morir” de Jorge Zaragoza Gómez.

Octubre 2009. Clara Sánchez, madrileña, recién inaugurada la cuarentena y con sólo un mes como inspectora de homicidios se incorpora al equipo del comisario Muñoz en Alicante. Sánchez ha abandonado su trabajo como psicóloga, una decisión en la que han tenido mucho que ver hechos ocurridos en su infancia. Tiene sus razones y entiende que su dedicación a partir de ahora debe de ser otra. La inspectora es una mujer joven con una nula relación con sus padres.

Él, un inspector muy conocido por sus servicios en el pasado. La aparición del cadáver de una chica muy joven, desata todas las alarmas cuando se conoce su identidad. La tensión en el equipo es muy fuerte por la presión a la que se ven sometidos por sus mandos. Los nervios hacen su aparición y comienzan las prisas. La acción se desplaza en un salto en el tiempo, treinta años atrás. El inspector Rodrigo Sánchez, padre de Clara se infiltra en el “Grupo 3”, una selección de agentes de élite especialmente elegidos para la lucha contra el narcotráfico, que en los ochenta comenzó a expandirse y de manera muy rápida por la península.

Los daños causados por su consumo descontrolado obligan a la creación de esta Unidad, pero sus métodos y alguna actuación más que dudosa obliga a los mandos a infiltrar en el equipo a alguien de confianza. Ambas tramas se complementan hasta juntarse en la actualidad. Las implicaciones y actuaciones de este Grupo, muy cuestionadas en su día, tienen una respuesta de actuación, desconocida en su momento, por parte de alguien. Las cosas se complican con una desaparición y nuevos hechos, que presagian un peligro que se va sintiendo cada vez más cerca. Más incógnitas y ninguna respuesta.

Nerviosismo en los mandos y la prensa pendiente de algo que se supone muy grande. Un asesino y una mente de la que se desconocen causas y motivaciones marcan una compleja investigación. El equipo policial cada vez más despistado; con muchas dudas y se les acaban las preguntas. Un instante fugaz, un momento de lucidez de la inspectora, le permite a Clara, con el ánimo bajo mínimos, levantarse cuando una idea le surge de repente y se instala, incómoda, en su mente.

La relación de Clara y Santi, ambos protagonistas absolutos de la novela, es fría. El pasado de Santi, a causa de un accidente y el de Clara por la tensa relación con sus padres, todavía les afecta. Los dos arrastran marcas de las que no se pueden desprender. En su día les golpeó tan duramente que sus efectos perduran en la actualidad.

Clara tiene episodios de fuertes jaquecas, hasta el punto de perder el conocimiento si deja de tomar la medicación. Desconfiada, es poco dada a la broma que encaja muy mal y le hace saltar a la mínima. Ello les lastra a los dos en sus relaciones profesionales y personales. Ni uno ni otro lo tienen superado, repercutiendo en su quehacer diario.

Pero no son personajes extraños, son normales aunque estén afectados por pasados traumáticos y convivan todavía con esos demonios. El posterior y progresivo acercamiento entre ambos está hábilmente tratado.

La primera parte, más expositiva, va preparando el terreno para lo que vendrá. Dos palabras, “adrenalina pura” lo definen muy bien. Su última parte, a un ritmo vertiginoso, no da respiro y el hecho de dejar más de una puerta sin cerrar no importa tanto, dado que “Un ángel no debería morir” tiene la suficiente calidad negra para entretener y gustar.

Los hechos se suceden con inusitada rapidez, mientras la acción se traslada de un lugar a otro buscando la simultaneidad de actuaciones. Jorge Zaragoza consigue una novela sólida, un atractivo e inteligente thriller policial, bien escrito, de manera ágil y animada que acelera la lectura y que le va muy bien al vértigo al que el autor nos somete.


UN ÁNGEL NO DEBERÍA MORIR.
Autor: Jorge Zaragoza Gómez.
Editorial: Publicaciones Independientes.
Fecha publicación: 6 julio 2020.
Páginas: 320.
Género: Thriller policial.


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