
“Las tumbas también hablan” corresponde a la segunda publicación de la serie protagonizada por el inspector Germán Cantos.
En ella Franc Murcia parece que da más importancia al interior del personaje y a sus relaciones personales, como si quisiera terminar de definir y configurar a su actor principal. La trama muy amena y suficientemente entretenida da la impresión de que para el autor tiene menos importancia, sin desmerecer un argumento interesante que el escritor desarrolla de manera hábil, con éxito, pero todo basado en Cantos y un elenco de personas muy bien delineadas.
Poveda, la oficial Laia Gálvez, Inés, el dueño del Calcuta, el padre Raurich y en general todos los que van alternando su protagonismo entre líneas con mayor o menor importancia en la trama. Son personas normales, nada artificiales, lo que ayuda a crear un escenario creíble y cercano. Ya no se trata de leer una novela que se supone va a gustar, por lo ya conocido, sino de entrar en el universo de Cantos y Frida y permanecer en él. Porque lo que Franc Murcia ha creado es bueno.
Los personajes llegan con facilidad y se instalan en nosotros en la seguridad de que van a ser bien recibidos y ciertamente es así. Murcia escribe con la mente y el corazón y eso se nota por la calidad de su escritura, fácil, elegante y desenvuelta, y la calidez humana que emana del relato.
Germán Cantos es alguien a quien la existencia le resulta penosa. Impregnado de una melancólica tristeza de la que parece que no quiere desprenderse. Poco sociable. Una amargura interior le permite pocas alegrías. No le gusta relacionarse, pero empatiza bien porque camina sólo sin entrometerse en la vida de nadie. Murcia deja caer su inquietud por los desfavorecidos, los olvidados, a través del padre Raurich, la voz de la conciencia; entrañable personaje, que pone el dedo en la llaga y hace visibles las desigualdades.
De qué trata “Las tumbas también hablan” de Franc Murcia.
El asesinato de una familia muy conocida en Santa Coloma coincide, en tiempo y lugar, con la aparición de los cuerpos de dos jóvenes en el cementerio de la localidad. Sin ninguna explicación aparente, el caso se relaciona con hechos sucedidos en un pasado muy oscuro. El inspector, con la ayuda de Laia Gálvez, comienza una investigación sin pista alguna, pero los hechos parecen haber puesto en alerta a unos y molestado e inquietado a estamentos superiores y las dificultades aumentan.
Poveda, con el problema de su hijo en casa, se encuentra de nuevo en una difícil situación, entre la espada y la pared, aunque al intendente le sobra carácter, conocimiento y saber estar.
Cantos es una persona atormentada por su infancia y adolescencia. Maltratado por una vida no exenta de errores en la que rozó peligrosamente, junto a sus amigos, la delincuencia juvenil y las drogas, que se llevaron por delante a más de uno de sus amigos. Pero él aprendió y cambió, aunque conserve como un estigma esos recuerdos que todavía le duelen y le impiden olvidar ese pasado, en el que compañeros de correrías perdieron la vida.
Germán Cantos es un hombre sincero, honesto con él mismo y con los demás y con algo parecido a una obsesión, la lucha contra el Mal. Aborrece el daño que causa la Maldad. El personaje va ganando novela a novela , se siguen sus pasos, sus cambios de humor, su dedicación al trabajo y sus inquietudes sentimentales y sobre todo esa misteriosa y reservada dualidad surgida de su transformación en Frida, la tonadillera del Calcuta, que, tan extraña como natural, en todo momento nos ha parecido una maravillosa creación.
El desdoblamiento es perfecto; inseparables la una del otro. El acercamiento de esa dualidad que el escritor consigue transmitirnos es sencillamente excelente.
La prosa de Murcia transmite con claridad, pero hay algo más, llega dentro como si el autor pusiese su alma en cada palabra. Soy consciente de que puede parecer excesivo o quizás poco objetivo, pero a mí lo leído del escritor me ha gustado. Es mi opinión y creo de verdad que nadie que la lea se sentirá defraudado.
De los personajes que más me han impresionado, desde el incomparable e inigualable Arsenio Lupín, héroe de mi infancia y juventud, Cantos / Frida ha sido de los que más me han impactado. El personaje, convincente en grado sumo, pasa a engrosar ese pequeño núcleo de 4 ó 5 creaciones, para mí de verdadera importancia, de los que siempre se recuerdan.
A pesar de que en el fondo él si esta conforme consigo mismo, aunque parezca que no es así, hay un punto fuerte de insatisfacción personal, motivado por un continuo malestar anímico que le remuerde, y con una mirada profunda y crítica hacia su interior que le mantiene evaluándose continuamente y sometiendo su actuación en todo momento a la autocrítica.
Como la anterior y las posteriormente escritas “Las tumbas también hablan” es una excelente novela negra, en la que conocemos un poco más al inspector de Los Mossos Germán Cantos y a su otro “yo real” la tonadillera Frida.
LAS TUMBAS TAMBIÉN HABLAN.
Autor: Franc Murcia.
Editorial: Publicaciones Independientes.
Género: Novela Negra.
Páginas: 300.
Fecha de publicación: 26 octubre 2020.