“The prettiest curse” es el tercer disco de estudio de Hinds tras I don´t run (2018) y es, sin duda, el mejor hasta la fecha.
Las madrileñas Hinds han firmado un disco sobresaliente. Si ya eran buenas creando temas de pegadizas melodías, el viaje a Los Ángeles para componer este larga duración, les ha servido para, alejadas de su zona de confort, lograr un nuevo, maduro y mejorado sonido.
Hinds han crecido, han evolucionado. Eran unas jóvenes con ganas de comerse el mundo que se han convertido en el grupo de mujeres más internacional de España, por mucho que le duela a su legión de haters.
Siempre he pensado que si algo no te gusta, no tienes por qué mirarlo, escucharlo, leerlo… Pues es sorprendente ver como hay gente que se dedica, día y noche, a criticar a Hinds. Si no te gustan Hinds, es sencillo, no las escuches, no continúes leyendo esta crítica, ve a hacer otra cosa, pero deja de echar mierda. Ellas mismas hablan de esta situación en el tema “Just like kids (Miau)”. Está claro, están cansadas de oír, una y otra vez, lo mismo. En fin, Hinds parecen llevar por bandera eso de que nadie es profeta en su tierra.
No obstante, a sabiendas de que los haters no se rinden y muchos van a seguir leyendo estas líneas, he decidido llamar a este artículo:
Defendiendo y argumentado el sobresaliente “The prettiest curse” de Hinds.
Recuerdo la primera vez que escuché a Hinds. Iba en el coche camino al trabajo, puse Radio 3 y escuché una melodía que me atrapó. Era “Warts”. Nada más llegar a casa comencé a escucharlas en Spoty.
El primer disco “Leave me alone” me pareció muy bueno, un gran acierto. Las melodías, la forma intercalada de Carlotta y Ana al cantar es algo que llama la atención al instante. La primera con un tono de voz más crudo y afilado (hay por youtube un directo de radio 3 en el que el tema “Burn”, en el segundo estribillo, llega a ponerte los pelos de punta) y la segunda más suave y aterciopelado. Voces muy distintas, pero que encajan a la perfección y que aportan el sello de identidad marca Hinds.
Con “I don´t run” (2018) utilizaron la misma fórmula. La jugada les salió muy bien. Un disco muy homogéneo, con temazos como “The club” o “New for you”, pero en el que faltaba por pulir un poco más ese sonido lo-fi que las hace tan singulares. Todo hacía presagiar un gran tercer disco. Y así llegó «The prettiest curse».
Como decía antes, Hinds han evolucionado, es normal, el paso de los años te hace acumular cada vez más experiencias, que aunque no queramos van forjando carácter. Esto va siempre ligado a lo musical, ya que ese transcurrir del tiempo te hace escuchar nuevos grupos, nuevas bandas de las que siempre se te pega algo, algo que, aún teniendo tu propio estilo, se acaba colando en tus canciones, es inevitable, lógico y sobre todo, enriquecedor.
Pero vayamos al lío. Para que un disco sea sobresaliente lo más importante es que se pueda escuchar de principio a fin sin tener que saltarte una sola canción. Esto, en la actualidad, es bastante complicado, pero Hinds lo han hecho. Y lo han hecho con lo que PARECE (seguro que hay un trabajo brutal detrás) una absoluta facilidad.
Otra de las características que tiene que tener es que no sea facilón, que no tenga cortes que con 5 escuchas ya te cansen. Un disco sobresaliente es ese que estrofas, puentes y estribillos van cargados de detalles que vas descubriendo día a día. En definitiva, un disco que va creciendo dentro de ti, poco a poco, segundo a segundo.
“The prettiest curse” suena distinto desde el comienzo.
«Good bad times», con esa batería de Amber, esos sintes, teclados y reverb, que tanto pueden recordar a New Order o, por qué no, al “The new abnormal” de The Strokes, se cuela en tu cabeza despacio, con una atmósfera setentera y una estructura perfecta. Unos primeros compases tranquilos, con palabras alargadas que crean una melodía que se mantiene intacta en el puente.
“And every time you talk to me yeah, every word sounds good to me I want you more and more and more and more…”
Y así llegamos al estribillo sin perder un ápice de magia:
“you’re turning good times into bad times now that you’re no longer sleeping with me bad times are a good sign maybe i’m no longer as nice as you think”
Un tema que habla de como los buenos momentos se convierten en malos cuando una relación se acaba.
“Just like kids (Miau)” es un tema con el que Hinds les dicen a los haters, que les importa una mierda lo que digan de ellas, que ellas van a lo suyo, ellas se divierten haciendo lo que hacen. No tienen que dar explicaciones.
Destaca el riff inicial, el teclado de Ana (con todos sus pequeños detalles que se van colando entre las estrofas), casi constante en todo el tema, la melodía del estribillo, mayúscula, potente, directa. Han ganado enteros desde 2018.
“Riding solo” es un tema himno, tema de brazos en alto en directo. Mismos acordes durante todo el corte, sobre los que van alternando melodías hasta llegar a la parte tarareada, para mí, la mejor del tema. Para repetirla una y otra vez, dejándote llevar.
“Boy” es una canción de amor con un estribillo que hace que todo valga la pena. Solo tres acordes son suficientes para sostener otra impecable melodía a la que unos gritos de fondo le dan todavía más fuerza.
Con “Come back and love me” las Hinds le pegan un giro a “The prettiest curse”. Un tema que arranca con un bello riff de guitarra española. Balada preciosa de amor que alterna frases en inglés y español. Las voces vuelven a atraparte, te mecen despacio en una hermosa melodía que te acompaña hasta un estribillo de pregunta-respuesta entre las dos vocalistas. Unos coros que alargan ese “looooove me”, que agudizan todavía más la belleza de toda la canción. En resumen, una canción con todos los ingredientes para ser una de las mejores del disco. Incluso la forma de acabarlo, con esa espontanea y estudiada improvisación. Es sobresaliente.
«The prettiest curse» sigue regalando hits. Le toca el turno a “Burn”. Una canción que empieza con el estribillo, a golpe de guitarra. De nuevo un estribillo que no necesita de más escuchas para quedarse en tu cabeza. Otro ejemplo del estado de gracia compositivo en el que se encuentra el cuarteto. Canción de directo, potente y afilada en la que la guitarra de Carlotta tiene un gran protagonismo, con un solo que acompaña a la segunda mitad del corte.
Le toca el turno a “Take me back”. Comienza con el bajo de Ade marcando el compás con contundencia. Pronto se unen los demás instrumentos. Canción donde, otra vez, la guitarra solista es la protagonista, tanto en el estribillo como después del mismo.
“The play” es una canción que da para muchas escuchas. Canción con truco que me ha encantado. Comienza con unas estrofas de melodía sencilla que deriva en un puente que va mejorando segundo a segundo.
“All I do is question wich is the real version of me”
Y es aquí donde está el truco, por llamarlo de alguna manera. La última nota de ese puente es como un estribillo dentro de él. Una sola nota que rompe la armonía pop convirtiendo la canción en otra más madura y profunda, y si esto suena exagerado, sigue escuchando, como continúan este falso estribillo con tres notas más hasta hacerlo real, dando lugar a la mejor parte de la canción.
“Can´t destroy my world
Before I waste my time…”
De lo mejor del disco. Soberbio.
“Waiting for you” es otra canción himno. Va de menos a más, con un puente que ya hace presagiar lo que se nos viene encima y con una parte final de esas de echar el freno, dejar voces y guitarras a solas, para volver a arrancar todo a la vez.
“I gave you time in crowded places
Gave you love in empty spaces
Waiting for you, always for you”
Finalmente, como colofón, cierra “The prettiest curse” la balada “This momento forever”. Ana y Carlotta intercambiando lentas estrofas en uno de los temas más bonitos e íntimos del disco y que todavía es más emotivo hacia su parte final, cuando Carlotta acaba con ese grito que se repite una y otra vez dando paso a una parte instrumentada que crea una atmósfera opresiva, cargada de sentimientos callados e inacabados.
Conclusiones
Hinds han dado una vuelta de tuerca a su sonido, que no a su personalidad ni a su talento, que no solo se mantienen intactos y llenos de intenciones, sino que han ido un poco más allá. “The prettiest curse” es una evolución natural en su trayectoria, un trabajo más serio, maduro y redondo. Seguro que hay muchos que esperaban el pinchazo. Una pena, aquí no lo encontrarán.
¡Larga vida a las Hinds!