“Los ecos de la tempestad” es una narración tensionada al máximo desde su mismo inicio hasta que el autor decide quebrarla del todo.
Lo que sucede en el pequeño islote de Tabarca es un sinsentido desquiciante, algo absolutamente imposible de creer. Un plan que se le ha ido de las manos desde el comienzo, a quien lo inició, porque como él mismo dice en el prólogo, “todo lo que podía salir mal, ha salido mal”. El viaje de un grupo de amigos termina en tragedia. Argumento imposible dada la dificultad de armonizar todo lo que ocurre en la isla por la cantidad de acontecimientos que suceden sin interrupción alguna, en dos días.
La infinidad de sucesos ocurridos en Tabarca hace muy difícil tanto una exposición clara, como conseguir la sincronía adecuada en los tiempos y sin embargo su autor consigue mantener el suspense manejando los hilos del relato de una manera digna de encomio haciendo un uso efectivo de diversas analepsis, tan perfecto que no se notan, aclarando con ellas las causas originarias causantes del desastre en la actualidad, en definitiva, las motivaciones de sus autores. Su larga parte final y que termina en la sorprendente última línea es magnífica.
“Los ecos de la tempestad” es un relato inteligente, difícil de conjuntar. Rodríguez Gómez, hábil en el manejo de la trama y su desarrollo, mantiene alto el suspense y la intriga de una narración a la que en ningún momento le pierde el pulso.
De qué trata “Los ecos de la tempestad” de Adolfo Rodríguez Gómez.
A la pequeña isla de Tabarca, casi deshabitada, situada en el Mediterráneo aproximadamente a unas dos millas naúticas del cabo de Santa Pola, llegan para pasar unos días ocho estudiantes de enfermería. Amigos desde inicio de carrera, cuatro chicos y cuatro chicas forman un grupo compacto, joven y alegre. El único plan, descansar y divertirse. Un cielo encapotado que se va oscureciendo demasiado deprisa presagia tormenta. La lluvia no tarda en aparecer acompañada de un fuerte vendaval.
Una tempestad en toda regla. Los ocho se refugian en casa de una de las chicas, Valeria, cuyo padre tiene allí una vivienda de tres plantas. Pero algo se tuerce en lo que prometía ser una velada de juegos y alcohol, algunos se enfadan y sin ninguna explicación la noche termina en drama. Cuando los chicos despiertan uno de ellos yace muerto al pié de las escaleras.
“Los ecos de la tempestad” adquiere muy pronto un tono negro. Adolfo Rodríguez ha creado el ambiente adecuado. Solos en una isla inhóspita y desierta, abandonada y en mitad de una tempestad que ha dejado a la isla incomunicada. La situación les supera a todos. Los chicos se van alterando y comienza a salir a la luz el verdadero carácter de cada cual.
Excelente trabajo el de Adolfo Rodríguez en todo lo que se refiere al tratamiento de personajes. El reflejo de la inmadurez de los jóvenes, cómo van surgiendo el recelo, las dudas, las envidias y posteriormente la inseguridad, la desconfianza y el miedo, palpable en su mirada y en sus movimientos, dentro de un entorno cerrado sin posibilidad de ayuda. Uno de ellos ha matado y las acusaciones mutuas comienzan. La relación entre los chicos se tensa, cada cual desconfía del resto. Nadie sabe a qué atenerse, nadie sabe que pensar, ni que decisiones tomar. Pero no están completamente solos.
Valeria que pasa los veranos con su padre en la isla, acude a Valentín, único policía en la localidad y a Gloria la enfermera, la única con conocimientos médicos, mientras un oscuro personaje, un escritor que se ha refugiado en la isla en busca de inspiración, único huésped de un desangelado hostal, observa el comportamiento de los chicos y su ir y venir entre los tres sitios en los que la acción tiene lugar; la casa de Valeria, el centro hospitalario y la comisaría.
La intensidad del relato aumenta. El pulso de la narración se acentúa hasta casi dispararse. Pero no es el viento ni la lluvia lo que complica las cosas, ni un accidente que casi le cuesta la vida a alguien, ni una misteriosa habitación cerrada, y cuya entrada está prohibida, sino un plan sórdido, maquiavélico y criminal urdido por alguien que con todos los riesgos calculados ve cómo todo se le va derrumbando. Eso le desconcierta, le altera y le hace más peligroso.
Cuando la tensión alcanzada es máxima, Rodríguez impacta con la incorporación a la trama de nuevas subtramas. Situaciones inesperadas, imposibles, que aumentan el interés y hacen crecer la atención. Con las cosas completamente fuera de control, cada movimiento supone un desastre mayor y cuando todo sale mal, lo más fácil es que empeore. Y ocurre. La narración es muy enrevesada, complicada, por la cantidad de protagonistas que se mueven al mismo tiempo y en un espacio muy reducido.
Es necesario leer con atención por las innumerables vueltas que da la trama. La complejidad del relato puede generar dudas y dificultar el entendimiento de ciertos comportamientos, pero el autor ha sabido dotar a su obra de una perfecta e idónea estructura, permitiendo la fácil comprensión del texto.
LOS ECOS DE LA TEMPESTAD.
Autor: Adolfo Rodríguez Gómez.
Fecha de publicación: 1 septiembre 2025.
Editorial: Publicaciones Independientes.
Género: Thriller.
Páginas: 315.
