Hacks | Temporada 4

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Crítica Hacks Temporada 4: Más de lo mismo… y ahí está la gracia.

Cuando una serie llega a su cuarta temporada, se enfrenta a un reto: mantenerse fresca sin traicionar lo que la hizo especial. Hacks, la premiada comedia de HBO Max, lo intenta —y aunque no ofrece nada nuevo, sigue entregando exactamente lo que muchos esperábamos: humor afilado, diálogos chispeantes y ese tira y afloja emocional que define a Deborah Vance y Ava Daniels.

Esta nueva entrega no sorprende con giros argumentales radicales, pero se defiende con lo que mejor sabe hacer: mostrar las luces y sombras de una relación compleja, acompañada por una galería de personajes secundarios cada vez más sólidos y divertidos. Hay algo reconfortante en saber que, aunque no se reinventen, siguen sabiendo hacer bien lo que hacen.


¿Dónde nos dejó la temporada 3? Recordatorio necesario

La tercera temporada cerró con un cliffhanger emocional: Ava chantajeando a Deborah para asegurarse un puesto que ya le había sido prometido. Un momento oscuro que quebró, otra vez, la frágil confianza entre ambas.

Y es desde ahí —sin saltos temporales ni excusas— arranca la cuarta temporada. Un inicio valiente, que nos obliga a preguntarnos cómo los guionistas lograrán recomponer una relación tan dañada, sin perder credibilidad. Es un punto de partida potente, aunque exige una suspensión de incredulidad, especialmente si uno considera lo orgullosa, terca y rencorosa que es Deborah. Lo cierto es que ver cómo se restablece el vínculo entre ellas es una de las tramas centrales… aunque, sí, hay que decirlo: la resolución puede sentirse algo precipitada y forzada en algunos momentos.

Este inicio también deja en evidencia lo bien que Hacks entiende su propio ritmo: no hay necesidad de excesivos flashbacks ni sobreexplicaciones. Simplemente te deja caer otra vez en su universo, como si nunca te hubieras ido.

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Una reconciliación forzada pero funcional

Uno de los aspectos más debatibles de esta cuarta temporada es la rapidez con la que se “arregla” el conflicto entre Ava y Deborah. Es un clásico de la serie que las dos protagonistas se enfaden —y lo hagan en grande—, pero la gracia está en cómo vuelven a conectar. En esta ocasión, la reconciliación sucede en un contexto emocional extremo, con una escena cargada de tensión donde Deborah teme por la vida de Ava.

Ahí es donde puede chirriar un poco la lógica del personaje: ¿de verdad Deborah dejaría atrás el rencor tan fácilmente? ¿Esa empatía repentina es creíble o simplemente un recurso para seguir con el show?

El guion aquí toma atajos emocionales, y aunque no destruyen la coherencia interna, sí obligan al espectador a aceptar ciertos giros con más fe que lógica. Al final, es un más de lo mismo, pero cuando lo mismo es bueno, bienvenido sea.


Lo mejor de esta temporada: humor, química y nuevos secundarios

Una de las fortalezas de Hacks siempre ha sido su reparto. Jean Smart sigue siendo una fuerza imparable como Deborah, y Hannah Einbinder ya se mueve con soltura en la piel de Ava. Pero esta temporada brilla también por el trabajo del elenco secundario.

El dúo Jimmy–Kayla sigue robando escenas con cada aparición. Son un espectáculo en sí mismos, con una química cómica explosiva que logra arrancar carcajadas hasta en los momentos más densos. También nos encontramos con una nueva secretaria en escena que también aporta lo suyo, sumándose a esta especie de pequeño ecosistema donde cada personaje tiene su función, su ritmo y su momento para brillar.

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La dinámica Deborah–Ava continúa siendo el eje emocional, pero estos personajes periféricos enriquecen la serie enormemente. Le dan aire, ritmo, contraste. Ayudan a que no todo sea drama y que el humor funcione en distintos registros, desde lo ácido hasta lo absurdo.

¿Sigue funcionando el esquema de la serie?

Aquí es donde surge la gran pregunta: ¿hasta cuándo podrá seguir funcionando la misma fórmula?

Desde la primera temporada, Hacks se ha basado en un patrón: conflicto, distanciamiento emocional, reconciliación y avance. Pero en esta cuarta entrega, ese ciclo empieza a sentirse predecible. Lo que hace especial esta serie es el tira y afloja que hay en la relación de Deborah y Ava. Básicamente se enfadan, tienen una discusión y la gracia está en ver cómo se arreglan las cosas.

Esa estructura aún funciona porque los personajes son fuertes y el guion está bien escrito, pero da la sensación de que el chicle está empezando a estirarse más de lo debido. No molesta —todavía—, pero si hay una quinta temporada, será esencial ofrecer algo más: una evolución real, una ruptura del molde, una nueva dinámica que mantenga la frescura.

Momentos clave de la temporada 4 (sin spoilers mayores)

Aunque no vamos a destripar la trama, sí merece la pena destacar algunos momentos memorables que hacen de esta temporada una experiencia satisfactoria:

  • Las borracheras y humillaciones públicas de Deborah, en especial una escena concreta con Ava que cambia el rumbo de su relación una vez más.
  • Las escenas de camaradería incómoda entre Jimmy y Kayla, que se han convertido casi en una serie dentro de la serie.
  • La nueva “rutina” de Ava, intentando equilibrar ambiciones, lealtades y algo de paz mental.
  • Y por supuesto, los monólogos de Deborah: incisivos, vulnerables y mordaces como siempre.

Todos estos elementos hacen que cada episodio se sienta como un pequeño evento. No todo es brillante, pero hay suficientes momentos de calidad como para justificar el visionado completo.


¿Qué aporta esta temporada a la serie en general?

La temporada 4 no transforma Hacks, pero sí refuerza lo que ya sabíamos: esta es una serie que conoce su tono, entiende a sus personajes y sabe cómo entretener sin perder profundidad emocional.

Lo que sí empieza a notarse es una falta de novedad en el arco central. No porque se haya vuelto mala, sino porque ya sabemos qué esperar. La relación entre Ava y Deborah sigue siendo el corazón de todo, pero las sorpresas escasean. Aportaciones como el crecimiento de personajes secundarios o algunos giros sentimentales ayudan a mantener el interés, pero no cambian sustancialmente la fórmula.

Esta cuarta temporada de Hacks es más de lo mismo, sí, pero cuando lo mismo es bueno, bienvenido sea. No se arriesga demasiado, pero tampoco decepciona. Te da justo lo que querías ver… y un poco más.


Conclusión: Hacks sigue siendo buena, pero… ¿cuánto más puede durar?

La cuarta temporada de Hacks ofrece otra ración deliciosa de la receta que tantos fans adoramos. No revoluciona nada, pero mantiene el nivel, emociona y divierte.

Eso sí, las señales están ahí: reconciliaciones que rozan lo inverosímil, arcos que se repiten con pequeñas variaciones, y un final que plantea un nuevo “borrón y cuenta nueva” de cara a la siguiente temporada.

El mayor reto ahora es evitar caer en la repetición sin sustancia. Porque por ahora, aún funciona. Pero si quieren que Hacks siga siendo relevante y querida, van a necesitar reinventarse, aunque sea un poco.

Por mi parte, mientras sigan sirviendo este pastel con el mismo sabor, yo seguiré comiendo. Pero no estaría mal que la próxima porción venga con un ingrediente nuevo.

Hacks | Temporada 4
7.5
Valoración Final

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