“Salto al color” es el octavo álbum de estudio del dúo Aragonés Amaral. Un total de 13 canciones en las que el grupo muestra, si cabe, todavía más su madurez musical.
Antes de empezar a hablar de «Salto al color», permitidme una breve introducción. Conocí a Amaral, si mal no recuerdo, a mediados de los noventa (creo que fue 1995 para ser exactos), de pura casualidad. Fui a comprar una revista de música independiente llamada República Tensión. Venía con un vídeo en el que salía el videoclip de “Rattled by the rush” de Pavement. Era una compra obligada. Y, aparte, porque también salía El Niño Gusano y todos sabemos o deberíamos saber que El Niño Gusano es de lo mejorcito que ha parido Aragón en cuanto a música se refiere.
Por aquella época para ver los vídeos de tus grupos favoritos no había youtube. O pagabas revistas, o esperabas a que los pusieran en la MTV (si tenías la suerte de sintonizar este, por entonces, deseado canal).
Ya que me había gastado la mitad de la paga en la revista, decidí ver otros tantos de los grupos que aparecían en el VHS. Amaral era uno de ellos. Recuerdo que era una entrevista y dos canciones: “surmenage” y “Dancing barefoot”. Ambos sombríos, y oscuros. De hecho el primero es un tema bastante experimental (llamémosle, si se me permite, extraordinaria marcianada). Pero si algo destacaba era la voz de la cantante. Pensé <<demonios, la voz de esta chica supura puro sentimiento y melancolía>>. Gracias a youtube podéis escucharlos hoy. Desde ese mismo día me empecé a interesar por ellos.
Poco después conocí a Eva en persona, gracias a un amigo en común que trabajaba en “El pez que todo lo ve” (¿era así?), un periódico musical local de antes de que existiera toda la prensa especializada actual (igual me paso, pero es la nostalgia la que habla). Fue en un concierto de Undershackers en la sala Morrisey de Zaragoza. Ahí ya constaté que no solo era un buen grupo, sino también ella era una gran persona.
Hago esta introducción porque creo que cuando se combina la calidad artística con la personal, siempre se duplica el resultado final (así lo veo yo).
Ha llovido mucho desde entonces y muchos y de diversa índole han sido los logros y éxitos que la banda ha conseguido. Se lo merecen.
“Salto al color” es un disco que necesita de varias escuchas para poder entrar en él. Sí, de primeras suena bien, como un álbum de fácil acceso, está claro. Es tranquilo, pausado y la voz de Eva, siempre perfecta, hace que el conjunto total suene hermoso, limpio y suave, sin asperezas.
Por lo que no resulta nada complicado darle un aprobado. Pero como digo, cuando te sumerges en él, cuando te dejas seducir, cuando escuchas los detalles, los claroscuros, es cuando te das cuenta de que estás ante un disco sobresaliente.
Eva y Juan han dado una vuelta de tuerca a sus composiciones. Han arriesgado (lo cual se agradece) y han sabido adaptarse a la nueva corriente musical actual sin perder su esencia, sin dejar de lado lo que les encumbró en lo más alto: emoción y sentimiento.
La jugada les ha salido muy bien. No es fácil innovar, arriesgar y salir bien parado. Muchos grupos lo han intentado con nefastos resultados. Aquí no. En “Salto al color” hay calidad por los cuatro costados.
Así lo sentimos cuando escuchamos “Mares igual que tú” o “Bien alta la mirada”. Canciones que parecen hermanas. Son cortes que encierran toda la esencia de la banda, a la que se suman unas bases rítmicas acordes a la tendencia musical actual (que gustarán más o menos). Lo que está siempre presente es la guitarra de Juan, encargada de aportar homogeneidad pop al trabajo.
Son canciones con melodías y estructuras similares, que invitan al baile desde el primer compas, y por qué no, a querernos a nosotros mismos un poco más. Bien alta la autoestima.
A nivel lírico también vamos a encontrar en ellos buenos mantras.
“No hay cifra que mida, por más que digan, el amor que he dado”
“Quien bien te quiera, te querrá bien alta”
También tenemos temas más directos, de estribillos pegadizos y afilados, que se nos clavan en lo más profundo, haciéndonos desear escucharlos en concierto. “Señales”, “Nuestro tiempo” o la jod***mente increíble “Juguetes rotos” (los primeros segundos de este temazo es de lo mejor del disco), son buen ejemplo de ello. La magia compositiva de Amaral no pierde fuelle, se mantiene a un altísimo nivel.
Imaginaba naves que venían a invadir la tierra,
Y deseaba secretamente que aparecieras
Y desde entonces salgo cada noche a contar estrellas
Para tratar de adivinar si hay vida en ellas
La emoción de Salto al color
No podemos pasar por alto los temas más emocionales, esos que logran ponerte la piel de gallina por su sensibilidad y crudeza. Canciones como “Peces de colores”, “Ruido” “Lluvia”, la tranquila y sosegada “Soledad” o la sincera “los tambores de la rebelión” nos recuerdan que nuestras vivencias personales más tristes adquieren una tonalidad cromática distinta cuando se evocan con buena música de fondo.
“vivo dentro de mi piel, más allá de las fronteras de mi carne”
Y como cierre encontramos “Halconera” otra genialidad llena de sintes y efectos que, mezclados con la melodía vocal con tintes juglarescos, ponen el broche de oro a este “Salto al color”.
Conclusiones de este nuevo disco de Amaral
Amaral ha conseguido con “Salto al color”, no solo mantenerse en lo más alto del competitivo panorama musical pop, sino ir un poco más allá, destacando, al elevar su apuesta un poco más, arriesgando e innovando en su sonido y composiciones. Lograr esto con su octavo disco me recuerda también al “The Blue hour” de Suede. Es maravilloso que con tantos años a las espaldas, las bandas sigan manteniendo su “toque” perfecto. Bravo.
Por Finch, el 06/09/2019
Puntuación:
Yo los descubrí en una radio de la universidad, que pasaba música alternativa, y me enamoré de esa voz, en Villa Mercedes (S.L) Argentina, creo que era 98, sin un centavo, siempre esperaba que la pasaran, me fui a vivir a BS As y pude verlos 3 veces,tengo tatuadas frases de sus canciones y pareciera que me acompañan a lo largo de la vida que me está pasando y ahora tengo que dar ese salto al color!!!! Siempre en mi corazón, los admiro!!!!
Es sorprendente como la música puede llegarnos tan adentro y acompañarnos a lo largo de los años. Esa es la verdadera magia.